EL DRAMA DE LA INMIGRACION

Baños de sol y partidos de fútbol en el Centro de Retención de Tenerife

El Mundo, 21-03-2006

Son pocos los inmigrantes que suben a un ‘cayuco’ con el objetivo de atravesar el trozo de Océano que les separa de la vida que sueñan cada día y consiguen que su sueño se haga realidad.

Para la mayoría, el viaje termina siendo una pesadilla en la que algunos terminan perdiendo la vida.

Después de un trayecto interminable, a muchos ‘sin papeles’ les espera un centro de internamiento, donde estarán recluidos el tiempo máximo de retención que fija la la Ley de Extranjería – 40 días – , mientras esperan la orden de expulsión, tras el expediente que se les ha abierto en comisaría.

El Centro de Retención es lo más parecido que algunos conocerán a la tierra soñada. Aunque pueda resultar paradójico, a veces, lo único que conseguirán ver del ‘paraíso’ serán las vistas desde el patio del centro.

Esto es lo que les ocurre a los aproximadamente 250 subsaharianos que están internados en el Centro de Retención de Inmigrantes de Hoya Fría en Santa Cruz de Tenerife. Desde el patio, un recinto rodeado de alambradas, contemplan el Océano Atlántico donde muchos de sus compañeros, familiares o amigos han perdido la vida.

Sus días transcurren sin excesivos sobresaltos, a la espera de que les pongan en libertad o les devuelvan a los países de los que un día creyeron que podrían escapar.

Después de comer y de una pequeña siesta que, a veces, se prolonga hasta las 18.00 horas, los inmigrantes salen al patio a disfrutar de sus dos aficiones favoritas: tomar el sol y jugar al fútbol con otros compañeros de reclusión.

Los ‘sin papeles’ improvisan partidos en el patio del centro, que se asemeja bastante al de una prisión.

Los policías que custodian el recinto están acostumbrados a recoger los balones que ‘saltan’ la valla, la misma que separa a los inmigrantes de la libertad soñada.

Unos balones que los policías se apresuran en devolver a los ‘sin papeles’ para que sigan jugando, conocedores de que muchos de ellos pronto regresarán a sus países de origen y allí ya no podrán jugar más, ni siquiera, al fútbol.