Marine Le Pen citó ayer a Francia con «el despertar de los pueblos» ejemplificado por la elección de Donald Trump o el ‘brexit’ al erigirse en candidata del patriotismo enfrentado a los totalitarismos financiero e islamista. Ante un auditorio que clamó «estamos en nuestra casa», la candidata ultraderechista pronunció en Lyon el discurso de lanzamiento de su campaña a las presidenciales de la próxima primavera en las que todas las encuestas la colocan en cabeza de la primera vuelta en abril pero auguran una derrota en el duelo final de mayo.

En un escenario decorado con el logotipo de las rosas azules y el lema ‘En nombre del pueblo’, la presidenciable ultra trazó un inédito paralelismo entre los totalitarismos económico y musulmán que presentó como las dos caras de una misma globalización amenazadora a la identidad francesa. «Esas dos ideologías quieren someter nuestro país. Una, en nombre de la finanza mundializada; la otra, en nombre de un islam radicalizado», dijo.

A su juicio, las clases dirigentes han optado por la globalización desregulada y la inmigración masiva en detrimento de la soberanía nacional y los intereses populares. «Han hecho la ideología de la mundialización económica que rechaza todas las reglamentaciones y despoja a la nación de sus elementos constitutivos permitiendo nacer y crecer a otro mundialismo, el fundamentalismo islamista», planteó. «El mundialismo financiero y de los negocios hace el juego al mundialismo yihadista que se implanta en nuestro territorio nacional», insistió.

Le Pen denunció que «el mundialismo económico supone fabricar por esclavos para vender a parados». «Para progresar invocan falsamente la libertad para instalar su totalitarismo: es la libertad del zorro en el gallinero», fustigó antes de invitar a transformar las presidenciales en un referéndum entre los patriotas y los mundialistas. «No queremos vivir bajo el yugo del fundamentalismo islámico», clamó contra quienes «nos quieren imponer las mezquitas, el velo y la sumisión de la mujer».

Cambio de aires

La candidata del Frente Nacional celebró la llegada a la Casa Blanca de un Trump que «respeta sus promesas, actúa rápido y fuerte en interés de su pueblo». También saludó a «los austríacos por eliminar en la primera vuelta de las presidenciales a los partidos tradicionales, a los italianos por rechazar la reforma de la Constitución del señor Renzi y a los británicos que han elegido la libertad con el ’brexit’». «Estados Unidos, Austria, Reino Unido, Italia: el despertar de los pueblos contra las oligarquías es histórico. Es el final de un ciclo. El viento de la Historia ha rolado», proclamó convencida de que «lo imposible es posible».

La partidaria del ‘frexit’ arremetió contra el «fracaso» de una Unión Europea que «nos ha puesto bajo tutela y con la que habrá que encontrar un compromiso para recobrar una soberanía». «Si la UE no se somete, entonces pediré a los franceses que voten en referéndum para liberarse de esa pesadilla», avisó.

Al día siguiente de la presentación de sus 144 propuestas programáticas, Le Pen cosechó las mayores ovaciones con sus clásicas reivindicaciones en materia de inmigración. «Si los que vienen quieren vivir como en casa les basta con quedarse en sus casas», halagó los oídos de un auditorio presidido por el estado mayor del FN representado por los dirigentes de sus diversas tendencias.