“Es inexplicable que Europa no se movilice”

Save The Children denuncia que los estados no cumplen su deber de velar por los niños

Deia, Aner Gondra, 05-02-2017

BILBAO. En los despachos de Europa se discute qué hacer con los refugiados. La política y la burocracia se enredan, insensibles a las urgencias de los necesitados. ¿Quién debe velar por los derechos de los más débiles? ¿Quién debe mover ficha?

Michele Ranieri es analista jurídica de Save The Children , organización que trabaja sobre el terreno con los niños en conflictos o refugiados. “En caso de conflicto son las dos partes del mismo las que deberían velar por los derechos de los menores”, explica, “la Convención de los Derechos del Niño ha sido firmada casi por la totalidad de estados del mundo. A nivel internacional, en caso de conflicto, es el Consejo de Seguridad quien tiene que velar por que se respeten el derecho internacional humanitario y los derechos de los niños”.

Una vez que el niño decide huir de la violencia que le impide estar seguro en su país, la responsabilidad sobre el menor recae en otra entidad. “Los países tienen la obligación de proteger los derechos de los niños que están en su territorio”, señala Ranieri, “cada país al que un niño llega solo o acompañado debe darle protección independientemente de su estatus migratorio. Bien si es refugiado o si llega huyendo de otro tipo de persecución”. En ese escenario los menores no acompañados son más vulnerables, así y todo, “en ningún caso puede ser devuelto y tiene que ser tratado por el sistema de protección del país”.

Para esta responsable de Save The Children “es inexplicable que no haya una movilización por parte de los estados europeos para sacar a los niños de manera prioritaria de esta situación”. Las escenas de las últimas fechas con niños viviendo en la intemperie en plena ola de frío son inadmisibles. “Nosotros pedimos a los estados que actúen de forma urgente para sacar de esa situación a los niños, simplemente cumpliendo con los compromisos asumidos”, denuncia indignada, “en 2015 se comprometieron a traer y reubicar desde Grecia e Italia a familias y menores. Esto se está cumpliendo, pero de manera muy lenta y se necesita que vaya mucho más rápido”.

Los países son los que dan su disponibilidad a acoger cierto número de refugiados. En el caso de España, son las comunidades autónomas las que tienen la competencia de proteger a los menores no acompañados y son ellas las que deben poner a disposición del gobierno estatal plazas para su acogida. España se comprometió a acoger 17.000 refugiados antes de septiembre de 2017, pero solo han recalado en el Estado español un millar de personas.

Mientras tanto, en Grecia los refugiados llevan bloqueados más de 6 meses. En marzo se cerró la frontera de Macedonia y se firmó el acuerdo de la UE con Turquía, por lo que disminuyó el trasvase de migrantes de Turquía a Grecia. Muchos quedaron en las islas griegas a la espera de verificar si tienen derecho a quedarse o si deben volver a Turquía. En la Grecia continental se quedaron estancadas más de 60.000 personas que viven en unas condiciones lamentables.

Las promesas de un alojamiento digno quedan suspendidas en el aire mientras que los carroñeros campan a sus anchas. “Europol anunció en febrero que habían desaparecido 10.000 niños”, relata Michele Ranieri, “seguramente hay redes de trata de personas y muchos niños hayan caído ahí. Pero también es un problema del registro y seguimiento de estos niños. Estos niños llegan a un país y en algunos casos son registrados y en otros no. Ellos mismos intentan no estar registrados en un intento por continuar la ruta hacia países del norte y esto genera un desconocimiento de su situación y de su viaje. Esto les expone a riesgos altísimos de caer en manos de redes de trata de personas”.

El porvenir de Siria se presenta incierto, tal y como lamenta Ranieri: “Se está quedando una generación sin futuro. Son niños que llevan años sin ir al colegio, que nunca han visto su país, que han nacido en la guerra y no han conocido otra cosa. Abogamos por la importancia de la educación. Es algo que ayuda a los niños a superar el trauma vivido en sus países y a poner las bases para el futuro. Es lo fundamental para seguir adelante y algún día poder reconstruir su propio país”.

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