La inmigración española se ha contado de dos maneras en el cine: a través del relato sobrio, amargo y doloroso o bien con las lentes amables y deformadoras del cine soez y de apariencia cómica del franquismo. El actor Carlos Iglesias, en su debut como realizador en ‘Un Franco, 14 pesetas’ cuenta la historia desde otra perspectiva: la mirada del hijo de los emigrantes, una mirada en la que se apela a los paraísos perdidos de la infancia.

En tono de comedia, con momentos agridulces, Carlos Iglesias narra en su película la historia de Martín – papel que interpreta él mismo – , un mecánico que sobrevive en la España de los 60 y que tras perder su trabajo viaja a Suiza con un amigo en busca de empleo. Allí acudirá también su esposa (Nieves de Medina) y su hijo, el niño que aporta la mirada autobiográfica, feliz, de Carlos Iglesias. Para él, esa patria prestada es su Arcadia perdida. «Yo lo viví así. Creo que aún no le he perdonado a mi padre que nos volviéramos a España», explica.

La segunda película a concurso ayer fue ‘El triunfo’, de Mireia Ros, basada en la novela homónima de Francisco Casavella. Se trata de una crónica violenta y durísima del antiguo barrio chino de Barcelona durante los 80, una crónica urbana de sueños rotos donde los personajes parecen condenados a no salir de los círculos de la tragedia ya escrita. El reparto está compuesto por Juan Diego, Angela Molina, Antonio Fernández Montoya ‘Farruco’, Pep Cruz y Marieta Orozco, entre otros.