Las órdenes de Trump siembran el desconcierto en las filas republicanas
El presidente fulmina a la fiscal general por negarse a aplicar el veto antiinmigrantes
La Voz de Galicia, , 01-02-2017La confusión global que ha estallado en Washington es la historia de una Casa Blanca que, lejos de consultar cualquier movimiento con instancias fundamentales, actúa de manera unilateral y desconcertante para muchos. Es lo que lleva ocurriendo desde que Donald Trump juró como presidente y lo que subyace bajo la destitución fulminante de la responsable de Justicia en funciones. «Sally Yates traicionó al departamento de Justicia al negarse a aplicar una directiva legal diseñada para proteger a los ciudadanos del país», dijo la Casa Blanca en un tono inusualmente agresivo.
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«No estoy convencida de que el decreto sea legal. No voy a jugar con la vida de los estadounidenses», argumentó Yates al departamento de Justicia para no defender la medida del magnate. Esa posición detonó una enorme crisis institucional en un país donde la separación de poderes es sagrada. En escasas dos horas y en plena noche, Dana Boente cogía las riendas de Justicia en sustitución de Yates. «Trump no es quien para decir a un fiscal general cómo interpretar la ley. Va contra del Estado de Derecho», protestaron varios expertos.
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El terremoto político recordó a la «Masacre del sábado noche» de Richard Nixon en 1973, cuando el entonces presidente despidió a su fiscal general y al fiscal general adjunto, tras negarse ambos a destituir a Archibald Cox, el fiscal especial del Watergate. «Por cómo está empezando la presidencia de Trump es seguro que terminará en calamidad», vaticinó John Dean, exconsejero de Nixon, al ver sus decisiones.
«No me levanto cada día buscando una manera de demandar al señor Trump, pero han pasado solo diez días y ya he presentado tres casos», añadió Maura Haeley, fiscal general de Massachusetts. Y es que conviene recordar cómo el neoyorquino firmó el decreto antiinmigrante sin consultar con Justicia y dejando a ciegas a su propio gabinete: «El presidente está firmando la orden ejecutiva de la que estamos discutiendo ahora», alertó aturdido un funcionario de Seguridad Nacional, mientras veía a Trump en televisión haciendo el anuncio.
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A pesar de las evidentes lagunas constitucionales de la orden, tanto el secretario de Seguridad Nacional, John Kelly, como el portavoz de la Casa Blanca, Sean Spicer, trataron ayer de lavar la cara al decreto: «No es una prohibición de viaje, sino una pausa temporal», dijo Kelly obviando que en repetidas ocasiones, el propio Trump se refirió a la orden como prohibición.
La incuestionable mala comunicación ha llegado hasta Capitol Hill: «Es terrible», confirmó una fuente sobre el impacto del veto. Los republicanos del Congreso siguen sin tener toda la información sobre la orden ejecutiva, como el líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, quien, a pesar de su apoyo inicial, ayer se quejaba de su caótica implementación: «Es lamentable».
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En paralelo, los demócratas hablan de «crisis constitucional» y tratan de tumbar el decreto, además de paralizar los nombramientos del gabinete presidencial. Ayer de hecho, boicotearon la votación de Jeff Sessions como fiscal general y consiguieron retrasarla un día. «¡Deberían de sentir vergüenza de sí mismos!», se quejó Trump antes de que algunos senadores alertasen de las posturas antiinmigrantes y racistas de Sessions.
Mientras la batalla política continúa, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) ha estimado que son 20.000 los refugiados que se verán afectados de manera inmediata por el veto antiinmigrante de Trump: «Tienen ansiedad, confusión y el corazón roto», revelaron desde la agencia.
Una profesional serena y discreta, clave para Obama
Imagen: ALEX WONG | afp
Durante sus dos años en el cargo de fiscal general, Yates se convirtió en la mejor aliada de Obama para cambiar el sistema penal de EE.UU., acabar con un encarcelamiento masivo que cuesta millones de dólares a las arcas del Estado y que castiga de manera desproporcionada a los varones de las minorías hispana y afroamericana. Yates, una profesional serena y discreta, se encargó de supervisar una iniciativa de la Casa Blanca para conmutar las penas de miles de condenados por delitos no violentos.
Un senador ultra que fue acusado de machista y racista
Jeff Sessions es uno de los veteranos republicanos que ha convencido a Trump. Senador durante veinte años por Alabama, votó en contra de la investidura de Yates hace dos. También fue vetado por la mayoría de su propio partido en 1986, cuando aspiraba a ser juez federal. Ahora, asumirá un área en la que su principal experiencia es como acusado. Se le reprocha un talante excesivamente vehemente y fue tachado de machista y sexista por sus declaraciones. También es contrario a los derechos de los homosexuales.
Petición a las farmacéuticas para que amplíen su producción y bajen los precios
Donald Trump puso ayer el foco de atención en la industria farmacéutica después de prometer una bajada de precios en los medicamentos porque según el presidente, son «astronómicos». «Ustedes han hecho un trabajo tremendo, pero vamos a bajar los precios», confirmó el mandatario estadounidense, con mensaje directo a los laboratorios.
Trump además, se comprometió a reducir las excesivas regulaciones del sector y así acelerar el proceso de aprobación de nuevos fármacos, que depende de la Agencia de Alimentos y Fármacos (FDA, por sus siglas en inglés). Una medida que en principio ha sido bien acogida por los mercados, donde se registraron rápidamente las alzas de las principales compañías.
En el encuentro matinal en la Casa Blanca, el neoyorquino se reunió con los representantes de grandes farmacéuticas como Novartis, Celgene, Johnson & Johnson o Eli Lilly, así como con la principal asociación del sector PhRMA. Trump también prometió reducir los precios de los programas de salud Medicare y Medicaid (los programas de seguro médico para las personas mayores, pobres y discapacitados). Dos empresas españolas, la gallega PharmaMar y la catalana Grifols, tienen intereses en el sector en Estados Unidos, aunque no participaron en la reunión.
Springsteen: «Somos un país de emigrantes»
Bruce Springsteen se ha unido a la resistencia contra el veto antiinmigrante de Donald Trump. «Estados Unidos es una nación de inmigrantes y esto es antidemocrático y antiestadounidense», cargó la estrella del rock, en el primer concierto de su gira en Adelaide (Australia).
Preciso en su elección, el Boss dedicó el tema American Land, a los miles de refugiados que se han visto afectados por la prohibición del presidente de EE.UU. y se solidarizó con los manifestantes que desde el pasado sábado, se agolpan en los aeropuertos y las calles del país: «Mi banda y yo también formamos parte de la nueva resistencia americana», dijo orgulloso frente a su público. No es la primera vez que Springsteen muestra en público su oposición a Trump.
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