La catapulta de inmigrantes hacia Europa
Mauritania
La Razón, 20-03-2006Madrid – La avalancha de inmigrantes africanos desesperados que esperan en
Mauritania para ser trasladados «como sea» a las Islas Canarias, el
archipiélago europeo más próximo a su infierno, no ha hecho más que
empezar. Cada día llegan a este gigantesco país saheliano y atlántico de
más de un millón de kilómetros cuadrados, miles de candidatos procedentes
del Golfo de Guinea, de África central e, incluso, de los Grandes Lagos y
del África austral. El Gobierno mauritano está absolutamente desbordado:
ni tiene los medios materiales, ni humanos – el país cuenta con sólo dos
millones de habitantes – para controlar los casi tres mil kilómetros de
frontera con Malí y 500 con Senegal. Ha pedido auxilio y España ha
decidido enviar fuerzas militares, policiales y equipos técnicos. El
director general de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, ha confirmado
a LA RAZÓN que «ahora el problema más acuciante es Mauritania. Allí
estamos concentrando todos nuestros esfuerzos». Marruecos ha sellado su
frontera con el sur para impedir que unidades del Polisario se infiltren
entre los inmigrantes que antes pasaban los «muros electrónicos» de
defensa y los campos de minas ayudados por militares corruptos. Lo que ha
originado que en Nuadhibu y en innumerables puntos de playa de los mil
kilómetros de costa mauritana se concentren miles de africanos a la espera
de un «cayuco».
«Creemos que muchos de los cayucos que
llegan a las Islas Canarias proceden de barcos – nodriza que los descargan
en aguas internacionales a unos doscientos kilómetros del archipiélago»,
aseguró a este periódico una fuente mauritana. «Y espérense que el día
menos pensado llegue directamente a Gran Canaria o a Tenerife un barco
negrero con varios miles de inmigrantes», añaden. Un capitán y una
tripulación sin escrúpulos podrían dejarlo a la deriva cerca de las islas.
Desde hace varios años, las mafias que operan en todo el Golfo de Guinea,
cuyos países se han visto envueltos en guerras civiles, enfrentamientos
étnicos y religiosos, se han reconvertido en el tráfico de seres humanos.
Las mismas redes que han hecho contrabando de armas, de droga, de
minerales raros y que gozan de la protección armada de milicias en
Nigeria, Togo, Liberia, Costa de Marfil, Sierra Leona y Senegal,
encuentran más lucrativo el transporte de inmigrantes hacia el desierto
del oeste de Malí y el norte de Senegal, para desde ahí lanzarlos a la
costa mauritana. Curiosamente, la política africana del Gobierno canario,
además de contribuir al aumento del crecimiento económico de la zona,
desde Mauritania hasta Nigeria, ha tenido el efecto perverso de hacer
aparecer al archipiélago español como un «Eldorado». Si hasta hace unos
años, Canarias no era más que un punto de lanzamiento hacia Europa, hoy
los modernos traficantes de esclavos «venden» sus viajes de la muerte
envueltos en el espejismo de llegar a las Islas Afortunadas. Centenares de
miles de nigerianos, malienses, ghaneanos, marfileños y subsaharianos, en
general, esperan su turno.
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