Madrid/Tenerife – El Gobierno español donará a Mauritania cuatro
patrulleras para reforzar el control de sus fronteras y evitar, así, la
salida de pateras hacia Canarias. Además, le ayudará a construir y
gestionar centros de acogida en su territorio, en los que permanezcan
temporalmente los inmigrantes ilegales que crucen el país. La Cruz Roja
aportará a este proyecto un millón de euros. Así lo anunció ayer la
vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, al término del
Consejo de Ministros en el que se analizó un informe de los secretarios de
Estado de Exteriores y de Seguridad en el que evalúan la situación y la
necesaria cooperación económica tras su viaje a Mauritania. Este programa
incluye la formación de las fuerzas de seguridad mauritanas en la lucha
contra la inmigración irregular.
   Ante la oleada de inmigrantes
llegados a Canarias – se calcula que hay 15.000 a la espera – , Fernández de
la Vega viajará hoy a Tenerife para estudiar sobre el terreno la situación
creada en los últimos días. El principal objetivo del Ejecutivo es poner
fin a esta situación de entrada irregular de inmigrantes. Para ello,
impulsará la puesta en práctica del convenio de readmisión firmado en 2003
con Mauritania y, por ende, la repatriación de los inmigrantes
subsaharianos.
   En ese sentido, De la Vega recordó la disposición de
este país a aplicar el convenio. Eso sí, «es fundamental» que estas
repatriaciones «se produzcan en condiciones de garantía de los derechos
humanos», advirtió la vicepresidenta. Mientras, España realizará una
petición de ayuda a las autoridades comunitarias, pese a que, por el
momento, se han mostrado reacias a ello.
   Pateras. La llegada de
ilegales a Canarias no cesa. El buque de Salvamento Marítimo Punta Salinas
rescató ayer a los 55 inmigrantes que viajaban en una patera que fue
avistada a ocho millas del sur de Tenerife, informaron a Efe fuentes de
Salvamento Marítimo. Mientras, en Gran Canaria la patrullera de la Guardia
Civil rescató a otros 43 inmigrantes subsaharianos, entre ellos al menos
dos menores de edad. Los inmigrantes, que presentaban golpes y algunos
incluso síntomas de deshidratación, declararon a su llegada que se habían
quedado sin gasolina en alta mar. El grupo, la mayoría procedente de Mali
y Senegal, viajaba en cayuco cuando fueron vistos desde el aire por un
helicóptero de la Guardia Civil y un avión del Servicio Aéreo de Rescate
(SAR).
   A esos 98 ilegales hay que sumar otros 24 rescatados en
Nuakchot, que llevaban once días a la deriva. Los inmigrantes, catorce de
Mali, seis de Mauritania, tres de Senegal y uno de Gambia, carecían de
alimentos y de agua.