Trump, contra los sioux de Dakota

El Mundo, BEATRIZ JUEZ WASHINGTON CAROLINA M. ADALID NUEVA YORK, 25-01-2017

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó ayer martes en el Despacho Oval de la Casa Blanca dos órdenes ejecutivas para resucitar los polémicos oleoductos Keystone XL y Dakota Access, cuyos proyectos de construcción estaban paralizados por la Administración Obama.

La decisión de Trump de avanzar en la puesta en marcha de estos dos oleoductos enfurecerá a los defensores del medio ambiente, que han luchado mucho tiempo para frenar ambos proyectos.

Trump había prometido durante la campaña electoral que si llegaba a la Casa Blanca daría luz verde al tramo XL de Keystone. Y en su primera semana en el cargo ha dado el primer paso. El presidente aclaró que la construcción de estos dos proyectos estará sujeta a «términos y condiciones» que su Gobierno va a negociar con las empresas constructoras. «Esto va a generar muchos trabajos, 28.000 empleos, trabajos formidables en el sector de la construcción», garantizó Trump.

El mandatario explicó que no sólo se empleará mano de obra estadounidense para su construcción, sino también acero estadounidense.

«Vamos a construir nuestro propio oleoducto, vamos a construir nuestras propias tuberías, como en los viejos tiempos», añadió Trump, quien durante su discurso en la toma de posesión dijo que durante su Presidencia seguirá dos reglas sencillas: comprar en Estados Unidos y contratar estadounidenses.

La industria petrolera aplaudió la decisión de dar el pistoletazo de salida a estos oleoductos. «Proyectos claves de infraestructura energética como los oleoductos de Keystone XL y Dakota Access ayudarán a suministrar energía a los consumidores y a empresas estadounidenses de forma segura y eficiente», señaló Jack Gerard, presidente del Instituto Americano de Petróleo.

La decisión fue criticada por los ecologistas y por el senador Bernie Sanders. «Millones de personas de todo el país se unieron para frenar los oleoductos de Keystone XL y Dakota Access y dijeron que debíamos transformar nuestro sistema energético, sustituyendo los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables. El presidente Trump ha ignorado las voces de millones y ha antepuesto los beneficios a corto plazo de la industria petrolera al futuro de nuestro planeta», lamentó el ex candidato presidencial demócrata, quien dijo que hará todo lo posible para frenar estos proyectos.

Las órdenes ejecutivas no dan el permiso final que necesitan ambos proyectos para ser construidos, pero suponen un paso importante para su aprobación.

Keystone, desarrollado por TransCanada, necesita un permiso presidencial para construir a través de la frontera canadiense, mientras que Dakota Access, desarrollado por Energy Transfer Partners, necesita un permiso del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos para realizar perforaciones debajo del lago Oahe, cerca del río Misuri.

El Gobierno de Barack Obama rechazó el proyecto del oleoducto Keystone XL en noviembre de 2015 al considerar que no servía «al interés nacional» y a finales del año pasado negó un permiso para construir el proyecto Dakota Access.

Barack Obama argumentó entonces que la construcción del tramo XL del Keystone «no supondría una contribución significativa a largo plazo para nuestra economía» y hubiera «socavado el liderazgo» a nivel mundial de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático.

La razón del rechazo de Obama fue que ese oleoducto transportaría petróleo, en cuya extracción, por métodos no convencionales, se generan enormes cantidades de gases que causan el cambio climático.

El tramo XL, de 1.897 kilómetros de longitud, tiene previsto transportar 890.000 barriles de petróleo diarios desde los yacimientos de arenas bituminosas de Fort McMurray en la provincia de Alberta (Canadá) hasta el pueblo de Steele City (Nebraska), donde conectaría con el resto del oleoducto Keystone.

Activistas medioambientales y la tribu sioux de Standing Rock realizaron protestas para bloquear la construcción del oleoducto Dakota Access, de 1.825 kilómetros, que llevaría petróleo pesado extraído por medio del controvertido método del fracking desde Dakota del Norte hasta el Estado de Illinois.Los detractores del proyecto argumentan que la construcción del oleoducto Dakota Access pasaría cerca de una reserva sioux, junto a sus cementerios y lugares de culto tradicionales, así como podría potencialmente dañar su abastecimiento de agua si se produce una ruptura en una de las tuberías del oleoducto, al pasar éste por debajo del lago Oahe. Las autoridades de Dakota del Norte y del Sur y la empresa constructora consideran que este oleoducto no presenta riesgos medioambientales.

Trump –que ha nominado a Rex Tillerson, ex jefe de la petrolera ExxonMobil como secretario de estado– tenía acciones de Energy Transfer Partners, la constructora de Dakota Access. En junio vendió todas las acciones que tenía de distintas compañías para evitar conflictos de interés durante la Presidencia.

El presidente estadounidense, Donald Trump, se reunió ayer con los responsables de los tres gigantes automovilísticos de Detroit (Michigan): General Motors, Ford y Fiat Chrysler. «Quiero que se construyan nuevas plantas aquí para [fabricar] coches que se vendan aquí», decía en un tuit previo al encuentro durante su segundo día de trabajo como mandatario.

En la sala Roosevelt de la Casa Blanca, donde tuvo lugar el desayuno de trabajo, destacaba la presencia de la presidenta y CEO de General Motors, Mary Barra. Sentada a la derecha de Trump, una de las pocas mujeres entre una decena de hombres, y entre los que se encontraban asimismo el CEO de Fiat Chrysler, Sergio Marchionne, y el presidente y CEO de Ford, Mark Field.

Al comienzo de la reunión, el presidente apuntó que el impulso para que se fabrique más dentro de las fronteras estadounidenses no es sólo en el sector de la automoción sino en otros ámbitos que afectarán a «muchos productos». Ante las cámaras, Trump explicó que el plan de su Administración está encaminado a buscar «trabajos a largo plazo» y volvió a insistir en que se bajarán los impuestos para hacerlo posible.

El presidente también expresó su deseo de reducir «regulaciones innecesarias. Necesitamos normas de verdad, pero que tengan sentido». Así, se mostró crítico con las regulaciones medioambientales actuales, que «están fuera de control». Trump subrayó que, durante su mandato, se compromete a responder con prontitud a las peticiones de permisos medioambientales de las empresas para poder producir en el país.

Al termino de la cita, Barra señaló en un comunicado que habían tenido un «debate constructivo y amplio sobre cómo podemos trabajar juntos en políticas que contribuyan a una economía y una industria del automóvil fuerte y competitiva».

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