La Comunitat Valenciana perderá uno de cada cinco escolares en la próxima década

Directores y profesores abogan por bajar el número de alumnos por aula para mejorar la atención y evitar que se reduzcan las plantillas docentes

Las Provincias, JOAQUÍN BATISTA, 24-01-2017

Si se cumplen las previsiones de población a medio plazo, el sistema educativo se adelgazará. Y mucho. En 2027, en sólo una década, habrá aproximadamente un 20% menos de población escolarizable, entendida como el número de niños que accede al colegio por primera vez. Lo habitual en España, y por tanto en la Comunitat, es hacerlo a los tres años, edad que se corresponde con el primer curso del Segundo Ciclo de Infantil. Es lo que sucede en el 95% de los casos, según se desprende de los datos oficiales del Ministerio de Educación.

El cambio de tendencia demográfica, con un desplome considerable de la natalidad y una pérdida de inmigrantes que no se compensa con las nuevas llegadas, ya se ha dejado notar en la citada etapa durante los años previos. Las últimas planificaciones de aulas realizadas por el PP ya presentaban saldo negativo en el número de clases de Infantil. Es decir, se eliminaban más que las que se creaban con el argumento de que habían menos necesidades de escolarización. La tendencia se invirtió con el Consell del Botánico, que aumentó las unidades pese a la pérdida de población gracias a la reducción de las ratios máximas aplicadas en 1º de Infantil, lo que implicó cierto crecimiento de la red pública. En cambio, sí hubo disminución en el balance global de la concertada.

Eso sí, el escenario que dibuja la última proyección de población del Instituto Nacional de Estadística (INE) es mucho más acusado que el vivido hasta ahora. Se prevé que hayan diez mil alumnos menos en la edad teórica para entrar al colegio en 2027 respecto al ejercicio actual, al pasarse de 44.974 a 35.918 niños de tres años ( – 20,13%). La estadística va más allá, exactamente hasta 2031. Entonces la Comunitat tendrá 34.576 niños en la citada edad. Estos estudios se hacen partiendo de la premisa de que la tendencia de los últimos años se mantendrá en cuanto a fecundidad, mortalidad y procesos migratorios.

Es cierto que al no coincidir los cursos escolares con los años naturales muchos pequeños pisan el colegio por primera vez con dos años y cumplen los tres durante el ejercicio. Sin embargo, la estadística del INE sólo hace una previsión demográfica – población nacida a 1 de enero – y la distribuye por edades, lo que dificulta la interpretación a efectos educativos. Sin embargo, tomando como referencia los datos de los niños de dos años la tendencia es la misma: se pasará de los 45.100 de 2017 a los 35.189 de 2027 ( – 21,97%). En otras palabras, ambas estadísticas apuntan a una drástica pérdida de alumnado.

Una rápida conclusión sería que sobrarían plazas escolares, lo que se traduciría en menos aulas, y por extensión, en menos profesores. Pero los diferentes directores consultados, tanto de centros públicos como concertados, coinciden en aplicar una perspectiva positiva. En lugar de aprovechar para reducir empleos, consideran que es una oportunidad para minorar el número máximo de alumnos por clase.

«Si fomentamos una bajada de las ratios podemos atajar de manera temprana, por ejemplo desde Infantil, problemas que afectan al desarrollo académico de los alumnos, ya sean retrasos en los procesos de maduración o problemas de aprendizaje. Cada vez se observan más porque crecen las dificultades. Con una atención más personalizada se podría mejorar mucho la detección», explica Vicenta Rodríguez, que es directora de un concertado de Valencia y secretaria autonómica de Escuelas Católicas en la Comunitat. Señala además que la tendencia demográfica también sería una oportunidad para fomentar la especialización de las escuelas, ya fuera en proyectos educativos, metodologías, idiomas o enseñanzas de música, deportivas o tecnológicas.

Experiencia rural

Otro responsable de centro público que prefiere no identificarse pone como ejemplo la realidad de algunos municipios rurales, donde es más habitual la agrupación en clase de niños de diferentes edades por la menor población. «Lejos de enfocarse como un problema, se facilita la aplicación de metodologías innovadoras donde los más mayores tiran de los pequeños. Hay un extra de motivación de unos y otros», dice.

Todos los sindicatos creen que reducir ratios es sinónimo de calidad. Además de recientemente, ya se pedía cuando empezó a notarse la menor natalidad y en los sucesivos arreglos escolares. También coinciden en que la reducción progresiva aplicada este ejercicio – curso a curso – es lenta. Se han minorado en 1º de Infantil (de 30 a 25), en 1º de ESO (35 a 30) y en 1º de Bachillerato (42 a 35). También afecta a los primeros de FP y enseñanzas especiales. En contraste, la subida del 2012 – 2013 fue instantánea en todas las etapas.

El problema está en Primaria. Por regla general no se ampliará el límite hasta el 2024 – 2025, aunque se permiten excepciones en centros con dos o más líneas. Mientras se avance hacia el objetivo de volver a las ratios previas al 2012 las vacantes que se generen no saldrán a la admisión si el total de alumnos de la clase sigue por encima del máximo. Esos puestos se amortizarán.

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