Xenofobia

Diario de noticias de Alava, POR IOSU PERALES - , 17-01-2017

Pareciera que los seres humanos necesitamos siempre tener a otros por debajo, como inferiores. Bien sea en la relación entre países, o entre razas, o entre colectivos humanos, tener a otros en el punto de mira, a quién acusar, discriminar, someter y, llegado el caso, reprimir, es una constante histórica. De manera recurrente, de vez en cuando brotan movimientos de rechazo y persecución de colectivos, por ejemplo de inmigrantes generalmente pobres o de miembros de la comunidad gitana. Y personas que uno considera sociales y pacíficas, salen de su particular armario y se comportan de manera hostil y hasta violenta, apuntándose a la cacería. Es lo que llamamos xenofobia.

No es necesario que haya pruebas, basta con dar por buenos falsos rumores. Rumores que si no se combaten extienden un mensaje tóxico que convierte la mentira en verdad. Así, por ejemplo, el prejuicio generalizado de que los inmigrantes son máximos responsables de las oleadas de robos no se sostiene ante el dato de que más del 70% de personas condenadas por diversos delitos son de nacionalidad española. También se malargumenta que no quieren integrarse cuando el hecho es que un 87% de los inmigrantes mayores de 16 años residentes en Euskadi tienen una opinión positiva de la población autóctona y un 80% manifiesta sentirse integrada. Es bueno saber, además, que con la crisis los inmigrantes que han quedado en paro duplican a los autóctonos. Los datos del Observatorio Vasco de la Inmigración (Ikuspegi) indican que el 30% de la población tiene una opinión favorable a los inmigrantes, un 20% es claramente reacia y un 50% tiene posición ambivalente. Los datos no son malos, pero hay mucho por trabajar. La xenofobia hace referencia al odio, recelo, hostilidad y rechazo hacia los extranjeros y/o colectivos diferentes. Pero, ¿de dónde procede este tipo de reacción? Del miedo, algo que nace del desconocimiento de los otros, de la falta de empatía, pero también de la tendencia a la autoafirmación de lo propio como excluyente. Sea desde un sentimiento de superioridad o sea desde otro de inferioridad, como dice Santiago Eraso, los comportamientos xenófobos nos encierran en ciudadelas que niegan la realidad de un mundo cada vez más plural y diverso y pretenden proteger nuestras pequeñas realidades con radicalidades obsoletas e injustas.

La xenofobia es un arma mortífera que una vez desatada jalea las bajas pasiones y hace de los seres humanos tribus sin otra identidad que el sectarismo y la brutalidad. Si se navega por las redes sociales podemos encontrar pruebas de esta xenofobia en nuestros entornos. De ahí la importancia de la reacción social para detener cualquier tentativa de este nuevo racismo. No podemos retroceder en la protección de los derechos fundamentales de personas vulnerables. Frente al discurso del odio que señala como chivos expiatorios a los inmigrantes de las inseguridades que genera la globalización, hemos de rebelarnos y señalar a las desigualdades que generan crisis y una democracia débil. El ascenso de partidos xenófobos en Europa se ha ido incubando precisamente a partir de falsos rumores. La regresión en la esfera de los derechos humanos y de garantías jurídicas nos puede llevar a un punto sin retorno. No podemos dar cabida al populismo que manipula emociones y hace de la irracionalidad un discurso inclinado a la violencia, el odio y la exclusión. El sentimiento xenófobo parece ser un rasgo evolutivo arcaico y no será fácil erradicar una xenofobia que proclama la superioridad de la cultura propia y exige a la inmigración la asimilación y renuncia a la suya. Hemos de construir una cohabitación de culturas que enriquezca la nuestra. Ver en las identidades de la inmigración una oportunidad y no una amenaza es la condición para afrontar una globalización que sí o sí se caracteriza por la diversidad.

Como dijo José Saramago, “todas las protestas, todos los clamores, todas las proclamaciones contra el racismo y la xenofobia son justos, necesarios y bienvenidos”.El autor es analista

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