Madrid – A la Unión Europea la oleada de pateras que está padeciendo España
en los últimos días no le atañe. El comisario europeo de Seguridad,
Libertad y Justicia, Franco Frattini, lamentó ayer la situación que se
está registrando en Mauritania, donde «decenas de miles» de inmigrantes
subsaharianos esperan para poder llegar a las Islas Canarias, pero
reconoció que «poco se puede hacer» de forma inmediata. «Lo único que se
puede hacer es persuadir – nunca forzar – a los países de origen y de
tránsito de que deben acoger de nuevo a esas personas» y reforzar los
programas de ayuda al desarrollo a medio y largo plazo, dijo Frattini tras
participar en una conferencia sobre inmigración.
   Ayuda de la
UE. Las declaraciones de Frattini dejaron en un más que sonrojante
descubierto al Gobierno español, que horas antes había ofrecido a
Mauritania su ayuda, al tiempo que solicitó la de la Unión Europea (UE),
para tratar de frenar la oleada sin precedentes de inmigrantes
clandestinos. El secretario de Estado español de Asuntos Exteriores,
Bernardino León, y el de Interior, Antonio Camacho, viajaron a tal fin al
país africano, al frente de una delegación en la que figuraban también,
entre otros, un director general de la Comisión Europea y representantes
del Gobierno autonómico canario.
   Los altos funcionarios del
Gobierno español se entrevistaron con el jefe de la Junta Militar que
gobierna dicho país desde el golpe de Estado militar del pasado 3 de
agosto, el coronel Ely Uld Mohamed Vall. A la entrevista, que se celebró
en el palacio presidencial de Nuakchot, asistieron también el ministro
mauritano del Interior, Mohamed Ahmed Uld Mohamed Lemín, y el ministro de
Justicia, Mahfoud Uld Bettah.
   Al término de la entrevista,
Bernardino León declaró que España «ha tenido y tendrá siempre» unas
«relaciones privilegiadas» con Mauritania, pero subrayó que ahora ambos
países afrontan un fenómeno que supera estas relaciones.
   «Es un problema internacional y es necesario también el compromiso de
la Unión Europea y de África para afrontarlo», dijo el secretario de
Estado español de Asuntos Exteriores. Además, añadió que ambos gobiernos
van a trabajar para desarrollar los instrumentos de control de la
inmigración clandestina y dijo que algunos de ellos «pueden ser
desarrollados en el marco de la cooperación» bilateral. Bernardino León
declaró por último que España, Mauritania y la Unión Europea van a poner
en marcha sistemas de control de la inmigración clandestina y que «pondrán
en común» sus medios para luchar contra este fenómeno.
   La avalancha de pateras de los últimos días ha forzado también a la
vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, a
viajar mañana a las Islas Canarias para analizar esta masiva llegada al
archipiélago. Se prevé una reunión de Fernández de la Vega con el
presidente del Gobierno canario, Adán Martín, quien ayer ya avanzó su
deseo de analizar con la vicepresidenta algunas medidas de actuación al
respecto.
   Cooperación. Por su parte, el ministro de Exteriores,
Miguel Ángel Moratinos, explicó, tras la conversación telefónica mantenida
con el presidente mauritano, el coronel Ely Ould Mohamed Vall, que el
presidente africano tiene «plena disposición» en cooperar con España en la
crisis de los «cayucos». Desde Asturias, Moratinos confió en obtener una
«solución satisfactoria» y subrayó la «tragedia humana» del país.
   Mientras se suceden las reuniones, el flujo de pateras no para. Ayer
llegaron a las costas canarias un total de 144 personas a bordo de tres
pateras, dos a Tenerife con 62 y 39 personas y una a Gran Canaria con 33.
Según informó esta tarde la Delegación del Gobierno en Canarias a
OTR/Press, en lo que va de año han llegado a las islas un total de 98
embarcaciones y 3.517 inmigrantes. Ayer se confirmó que el buque hospital
«Esperanza del Mar» finalmente recogió 25 cadáveres que viajaban de una
patera que naufragó en la noche del miércoles y cuyos cuerpos se siguieron
buscando durante el día de ayer.