El buque hospital Esperanza del Mar se lanzó ayer al rescate de los cadáveres de 24 subsaharianos que flotaban en aguas cercanas a Mauritania. Lejos de la misión que le ha sido encomendada por el Instituto Social de la Marina y ante la falta de medios del país africano, el buque español encargado de velar por el bienestar de los marineros de la zona fue al encuentro de los cuerpos sin vida de un naufragio de inmigrantes irregulares.

Uno más en el trayecto de Africa a Canarias, que ha acabado con la vida de un grupo de inmigrantes que quería llegar a las costas españolas al antojo de las mafias. El Esperanza del Mar se limitó a recoger los cuerpos sin vida. Los médicos y personal sanitario no hicieron más que constatar su muerte.

En sus más de 20 años de servicio, el buque, de 97,34 metros de eslora y capacidad para acoger a 17 pacientes y 30 náufragos, ha atendido a más de 24.000 marineros, realizado 61.000 consultas y 3.000 evacuaciones y ayudado a 600 náufragos. Habitualmente, trabaja en las costas del Sáhara Occidental, Mauritania y Senegal.Tiene su base en Las Palmas de Gran Canaria.

El rescate se inició la noche del martes, después de que un pesquero diera la voz de alarma al encontrarse con varios cuerpos flotando en el mar. Primero se recuperaron cinco cadáveres y, tras suspender las labores de búsqueda durante la noche y reanudarlas ayer por la mañana, se encontraron 13 más. Por la tarde se hallaron seis más y se dio por cerrada la búsqueda.

El suceso ocurrió a unas 400 millas de distancia de Canarias y a 70 de Cabo Blanco, uno de los lugares donde se concentran los inmigrantes subsaharianos en Mauritania para subirse en las barcazas de pescadores del país, con las que hacen su trayecto hasta Gran Canaria y Tenerife.

Los cadáveres llevaban chalecos salvavidas y uno de ellos, probablemente el del patrón, tenía un aparato de localización por satélite GPS.

Para el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura, «hay que frenar con una operación internacional el drama que se vive en estos trayectos». «Se están muriendo personas, se están ahogando, y esto hay que frenarlo», dijo.

El presidente del Gobierno canario, Adán Martín, anunció la constitución de un gabinete de crisis para analizar la llegada masiva de inmigrantes a las islas.

Se reunió por primera vez en la tarde de ayer y está compuesto por dos consejeros, los directores de Seguridad y Emergencias y Salud Pública, y el comisionado de Acción Exterior, entre otros.

Después de la reunión se acordó exigir al Estado que el acuerdo de derivación de inmigrantes a la Península se mantenga «al mismo ritmo en que se mantiene la entrada», según Miguel Becerra, portavoz del Gobierno de Canarias.

«Impermeabilizar»

Adán Martín valoró como positivo el anuncio del Gobierno central de ceder patrulleras a Mauritania para impedir la salida de inmigrantes hacia Canarias. «Todo lo que podamos hacer para que los mauritanos puedan controlar su territorio es positivo». Sin embargo, para el consejero de Presidencia y Justicia, José Miguel Ruano, es necesario «exigir al Gobierno central que impermeabilice las fronteras canarias y ponga en marcha una política de cooperación con Mauritania».

El presidente del PP, José Manuel Soria, pidió al Ejecutivo de Zapatero que no abra más procesos de regularización de inmigrantes «porque ello supone un llamamiento a las mafias». En su opinión, la situación que se vive en aguas canarias es «de alarma, de emergencia y de inmigración masiva» y tiene como único culpable al Gobierno del PSOE.

Ayer llegaron a Tenerife 123 inmigrantes subsaharianos más a bordo de dos pateras. De ellos, 69 personas (tres de ellas, menores) fueron remolcadas por el barco de Salvamento Marítimo hasta el muelle de Los Cristianos. Una segunda barcaza llegó al municipio de Arona con 54 inmigrantes a bordo. En esta embarcación había también tres menores de edad.

Tres de los inmigrantes fueron trasladados al hospital con hipotermia.

Hasta ayer, 2.610 inmigrantes han sido interceptados en lo que va de año cuando intentaban alcanzar las costas Canarias. Un total de 69 fallecieron cuando trataban de buscar una vida mejor en España.