BERNARDO SAGASTUME

SANTA CRUZ. Los vuelos hacia la Península para trasladar inmigrantes irregulares alcanzan esta semana una frecuencia diaria, ante la nueva oleada de embarcaciones precarias llegadas a las costas canarias en los últimos días, que ha puesto al borde del colapso los centros de internamiento a los que son trasladadas las personas una vez rescatadas y mientras se les aplica la Ley de Extranjería.

Un avión con 60 inmigrantes del centro de internamiento de Fuerteventura salió ayer hacia el territorio continental, el tercero de los vuelos de este tipo de la semana, tras los dos del lunes, que transportaron a 98 personas, según informa Efe. Se estima que estos viajes seguirán, con frecuencia diaria.

El Gobierno regional sólo pudo afirmar que estos traslados «parece que están funcionando», según las palabras de su portavoz, Miguel Becerra, quien ayer se resistió a confirmarlo, justificándose en que la competencia sobre estos asuntos es del Ejecutivo central y que desde la Delegación del Gobierno en Canarias no se les remite información. «Me imagino que si se están intensificando las entradas, se intensificarán las salidas de los irregulares», arriesgó Becerra, para quien esto ya es «un auténtico problema de Estado».

«Catástrofe humanitaria»

El presidente canario, Adán Martín, consideró que se vive «una situación de emergencia», ante un fenómeno «sin precedentes en las Islas», por la llegada de 747 inmigrantes irregulares desde el pasado viernes hasta la tarde de ayer. Similar alarma mostró Juan Manuel Suárez del Toro, presidente de la Cruz Roja Internacional, que calificó de «catástrofe humanitaria» la nueva oleada, procedente de Mauritania.

El presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Manuel Soria, pidió, por su parte, que se repatríe a los menores de entre 16 y 18 años, para «no seguir engañándoles», al «prometérseles un «El Dorado» que aquí no encuentran». Paulino Rivero, presidente de Coalición Canaria, dijo que preguntará al ministro de Interior, José Antonio Alonso, «por qué el Gobierno es permisivo con la creciente violación de las fronteras españolas en Canarias».