Más de 3.800 inmigrantes buscaron orientación en el CEAR a su llegada a Vizcaya

El número de usuarios del servicio de acogida creció un 10% el año pasado El empadronamiento, la tarjeta sanitaria y el empleo son las principales consultas

El Correo, 15-03-2006

La primera entrevista nunca es fácil. «La gente llega con unas expectativas muy altas que no se corresponden con la realidad. No se esperan un sistema tan burocratizado y el choque genera frustración, desconfianza y miedo». Itziar Andetxaga es la responsable del punto de información y orientación de la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi (CEAR), que brinda la primera acogida a los inmigrantes extracomunitarios. Una puerta que el año pasado cruzaron 3.822 personas en Vizcaya.

El número de casos atendidos ha crecido un 10% respecto a 2004. «Hay un aumento progresivo, lo que significa que la gente no está en buenas condiciones y necesita apoyo», dice la responsable del servicio. El CEAR atiende ya al 12% de la población inmigrante extracomunitaria empadronada en el territorio histórico, lo que a su juicio es un porcentaje «altísimo». Muchas personas en situación irregular tienen «reticencia» a acudir a entidades en busca de ayuda «por miedo a una expulsión».

La gran mayoría de los inmigrantes han dejado su país por motivos económicos, aunque CEAR ha asesorado también a 387 solicitantes de asilo – un proceso que puede durar más de dos años – y dos apátridas. En conjunto, las personas acogidas proceden de 91 países. Bolivia, con casi el 20% de los casos, y Marruecos (12%) despuntan en este mapa.

Casi la mitad de los inmigrantes vienen de América Latina, de donde llegan más mujeres que hombres. En cambio, entre los africanos y asiáticos – este último es el grupo minoritario, apenas un 3% – predominan los varones. Una vez en Vizcaya, ocho de cada diez personas se han asentado en Bilbao. Otro rasgo común en su perfil es la edad. El 67% tienen entre 26 y 45 años.

Vengan de donde vengan, los usuarios del servicio de acogida tienen inquietudes similares. La gran mayoría hace consultas sobre el empadronamiento, la tarjeta sanitaria y las posibilidades de encontrar trabajo. «El padrón es la puerta de acceso a nuestro sistema de bienestar social», destaca Andetxaga. Este trámite «antes era más sencillo. Los ayuntamientos se han puesto muy firmes y sólo admiten el pasaporte en vigor o la tarjeta de residente». Un requisito que deja «desprotegidos» a los solicitantes de asilo.

Las consultas sobre el empadronamiento han aumentado, ya que quienes carecen de permiso de residencia permanente deben renovarlo cada dos años. Los que demandan atención jurídica especializada en Extranjería pueden acudir también al servicio que gestiona CEAR en el Ayuntamiento de Bilbao. Tras la primera acogida, la entidad ofrece programas de formación y empleo, asistencia jurídica, servicios sociales, atención psicológica y acceso a la vivienda. Sus responsables han detectado un creciente interés por el euskera, «un paso importante «para una integración plena en la sociedad». El 38% de los inmigrantes se muestra dispuesto a aprenderlo y cada vez más familias eligen los modelos B o D para escolarizar a sus hijos.

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