MUCHA gente, llegada una edad, piensa en la jubilación como un retiro para dedicarse a alguna afición o poder disfrutar de viajes a destinos más cálidos que Euskadi. Y hay otras personas que prefieren emplear ese tiempo libre ganado con los años de cotización en menesteres solidarios. Es el caso de Javier García y Begoña Jayo, que junto a otros cuatro componentes de la ONG Mundu Zabal decidieron ayudar a los más necesitados montando un mercadillo solidario en su Markina – Xemein natal.

“Cuando nos jubilamos pensamos que teníamos que hacer algo más que vivir y disfrutar. Se creó una comisión para hacer algo a nivel de pueblo, para que Markina se solidarizara con los países más necesitados y esto se ha ido haciendo una bola de nieve” cuenta Javier García. Mundu Zabal nació hace 16 años y dos años más tarde se celebró la primera edición del mercadillo solidario. Lo que comenzó en cotas muy pequeñas, ha ido evolucionando para colaborar en proyectos de mayor envergadura con la ayuda de las empresas locales y la solidaridad ciudadana donando los excedentes de ropas.

los inicios Empezaron en un pequeño local que les cedieron gratuitamente y con el objetivo de lograr dinero para los más necesitados, en una localidad con uno de los mayores índices de inmigración del territorio. “Hay mucha gente que viene con problemas, muchos de países cálidos y cuando llegan las épocas de frío, se encuentran aquí sin ropa de invierno. Por ello comenzamos a recoger ropa de segunda mano para que la gente se pueda vestir de cara al invierno con muy poco dinero” detalla García.

El mercadillo suele estar abierto solo en los meses de noviembre y diciembre, logrando recaudar el año pasado más de 6.000 euros. Mundu Zabal cuenta, además, con 40 socios a los que hay que unir una gran cantidad de voluntarios. Gracias a la desinteresada labor de todos ellos, más las donaciones recibidas por parte de entidades como los Ayuntamientos de Markin – Xemein, Bolibar o Lekeitio, de distintas cooperativas y del mercadillo que montan en Baraibar, llegaron a reunir más de 43.000 euros que fueron a parar a los distritos más pobres de Mozambique para lograr sufragar el cultivo de alubia y batata, además de colaborar con la puesta en marcha de la casa del mar para pescadores en la costa de Senegal. “Empezamos con un mercadillo de ropa y ahora aquí puedes encontrar de todo, desde electrodomésticos, hasta muebles” detalla Begoña Jayo. Todo esfuerzo es válido para Mundu Zabal para poder ayudar a los más necesitados.