Un 98% de los gitanos del Estado vive en la pobreza
La UE alerta de la “intolerable” discriminación que sufre aún esta etnia
Deia, , 30-11-2016Viena – Exclusión social, desempleo, pobreza e incluso hambre. Esa es la foto de cómo viven los gitanos en la Unión Europea (UE), según una encuesta que publicó ayer la Agencia europea de Derechos Fundamentales (FRA). “Este informe destaca una perturbadora pero inevitable realidad: La mayor minoría étnica de la UE sigue afrontando una discriminación intolerable y un desigual acceso a servicios fundamentales”, resume en el estudio Michael O’Flaherty, director de la FRA.
Así, los gitanos que viven en el Estado español siguen sintiéndose marginados y sufren grados de pobreza, paro y exclusión social muy superiores a los del resto de ciudadanos. Ese estudio, realizado en nueve países comunitarios donde viven la inmensa mayoría de los gitanos europeos, revela que el 98% de los miembros de esa etnia en el Estado tiene ingresos por debajo de los niveles de riesgo de pobreza, un porcentaje cuatro veces mayor que el de la población general.
A nivel comunitario, el informe desvela que el 30% de los gitanos europeos carece de agua corriente. O que uno de cada tres niños de esta etnia vive en hogares donde se pasa hambre. O que solo el 53% de los menores recibe educación primaria. Los datos provienen de entrevistas a casi 8.000 gitanos y acumula información sobre 33.787 miembros de esta minoría en nueve países de la UE, En Bulgaria, Croacia, República Checa, Grecia, Hungría, Portugal, Rumanía, Eslovaquia y España, donde viven cinco de los seis millones de gitanos o romaníes que se estima residen en la Unión Europea.
Un 80% de ellos (entre la población general es un 17) sigue viviendo bajo el nivel de riesgo de pobreza, exactamente el mismo porcentaje que en 2011, años del anterior sondeo. “Dada la magnitud de los recursos invertidos en los últimos años y el peso de las políticas de la Comisión (Europea), creo que la falta de progresos equivale a un fracaso”, lamenta Andrey Ivanov, uno de los responsables del informe, que se centra en aportar datos y no en las soluciones.
Ivanov, jefe de la sección de romaníes e integración de migrantes en la FRA, reconoce que es muy difícil resumir los motivos de esta falta de avances, pero sí tiene claro que es preciso reconsiderar las políticas y que no se puede mantener las mismas ideas.
“Siempre se ha visto la integración como un proceso en el que un individuo o un grupo simplemente se integra en la sociedad. Pero también tenemos que pensar en si no es una calle de dos sentidos, en la que también la sociedad, de alguna manera, tiene que ajustarse. Hay que hacer cosas a ambos lados de la ecuación”, explica.
Integración En ese sentido, este experto asegura que el debate de la integración de los romaníes puede extenderse a la nueva situación con la llegada de los refugiados. “Tenemos que entender qué funciona y qué no, para no repetir los mismos errores en el mucho mayor desafío masivo de integrar a refugiados e inmigrantes”, advierte.
Uno de los indicadores más llamativos en este sondeo es el del hambre: Un 7% de los encuestados aseguró que en sus hogares hay al menos una persona que pasó hambre más de cuatro veces durante el mes previo a la entrevista. La tasa de desempleo, según los datos dados por los entrevistados, es del 34%. La de escolarización, entre los siete y los catorce años, es del 93% pero cae al 52 en los mayores de quince y al 5 para quienes tienen más de dieciocho años. Además, el 20 % de los alumnos gitanos de secundaria están en niveles inferiores a los que les corresponde por su edad. Pese a estar prohibida, la segregación de niños en las escuelas sigue siendo especialmente frecuente en Grecia, Hungría, Eslovaquia y Bulgaria. En este país, el 60% de los escolares gitanos entre 6 y 15 años van a centros donde todos o la mayoría de los compañeros son de esa etnia.
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