Los ‘soñadores’ temen a Trump

Más de 800.000 jóvenes que se acogieron a ayudas con Obama podrían ser deportados

El Mundo, BEATRIZ JUEZ WASHINGTON, 21-11-2016

El 20 de enero de 2017, el día en que Donald Trump asumirá la Presidencia de Estados Unidos, está marcado con un signo de interrogación en el calendario de más de 800.000 jóvenes indocumentados que se han beneficiado del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA) que lanzó en 2012 el presidente Barack Obama. No saben que será de sus vidas.

Trump prometió durante la campaña electoral que si llegaba a la Casa Blanca iba a eliminar el DACA en los primeros 100 días de su Presidencia. Si cumple su promesa, estos 800.000 jóvenes indocumentados, conocidos en Estados Unidos con el nombre de «dreamers» (soñadores), perderán sus permisos de trabajo, volverán a vivir en las sombras y podrían ser deportados a sus países de origen. Pasarán del sueño con Obama a la pesadilla con Trump.

Obama ha pedido a Trump que no toque el DACA. «Le pido al presidente electo y a la próxima Administración que se lo piensen mucho antes de que pongan en peligro el estatus de los que, para todos los fines prácticos, son niños estadounidenses», ha dicho el presidente.

Muchos de estos jóvenes indocumentados entraron ilegalmente en Estados Unidos cuando eran niños. La mayoría de ellos se ha criado aquí, muchos no conocen su país de origen y algunos solo hablan inglés. Muchos de ellos querían trabajar legalmente o estudiar en la universidad, pero habían visto sus sueños truncados por no tener papeles. El DACA cambió sus vidas. Gracias a este programa, estos jóvenes indocumentados consiguieron un permiso de trabajo y un número de la Seguridad Social. Muchos se sacaron el carnet de conducir, pudieron optar a becas para ir a la universidad, pagar tasas universitarias como residentes, abrir una cuenta en el banco o conseguir su primer trabajo. El programa también les dio la garantía de que no iban a ser deportados durante el tiempo que durara el permiso.

El venezolano Juan Escalante, de 27 años, es uno de esos soñadores sobre cuya cabeza está la espada de Damocles de la deportación. Escalante, que trabaja ahora para la organización pro reforma migratoria America’s Voice, llegó a Estados Unidos con su familia y un visado cuando tenía 11 años. Desde 2006 son indocumentados. Él y sus dos hermanos se han beneficiado del DACA.

«Yo me gradué en 2011, un año antes del DACA. Tengo una licenciatura en Ciencias Políticas. Y gracias a este programa pude regresar a la universidad y extender mi maestría en Administración Pública. Gracias al DACA, tengo un permiso de trabajo, un permiso de conducir y una protección sobre la deportación cada dos años», explica por teléfono Escalante.

Este joven teme que si Trump anula el programa no sólo perderá el permiso de trabajo, sino que no podrá pagar sus deudas y ayudar económicamente a su familia. Escalante considera que sería «incomprensible» que tuviera que ir a donde se compró su coche y tener que decirles: «No puedo trabajar porque Trump me quitó el permiso de trabajo y ya no puedo trabajar legalmente, cuando ellos mismos me autorizaron el préstamo para financiar el auto», cuenta Escalante, quien asegura que seguirá luchando por el DACA y para que se apruebe una reforma migratoria.

Algunos de estos soñadores están compartiendo en Twitter y otras redes sociales sus historias de éxito con el hashtag #conDACAlogré. La activista Gaby Pacheco consiguió un trabajo con seguro médico y se compró su primera casa. Y el activista pro reforma migratoria César Vargas logró obtener su licencia para trabajar como abogado en Nueva York, convirtiéndose en el primer abogado dreamer de ese estado.

Estudiantes y profesores se están movilizando en las universidades de todo el país para exigir que los campus universitarios sean santuarios para los indocumentados. Quieren proteger a sus compañeros sin papeles tras la victoria de Trump.

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