El peor pecado para el votante

El Mundo, ANDRÉS OPPENHEIMER, 07-11-2016

Si Hillary Clinton gana las elecciones, será porque la mayoría de los estadounidenses decidieron que es mejor tener un presidente que se equivoca con sus correos electrónicos que uno cuya personalidad voluble lo convertiría en un peligro al frente del botón nuclear.

Por el contrario, si gana Donald Trump, será porque Clinton es una política poco carismática y porque, después de ocho años de un demócrata en la Casa Blanca, la mayoría de los estadounidenses votaría por un cambio. Tradicionalmente, en la política estadounidense es muy difícil que un mismo partido gane tres elecciones seguidas.

Pero, cualquiera que sea el resultado electoral, es probable que el voto hispano –aunque muy importante– no sea crucial en estas elecciones, por lo menos a nivel nacional. Si las elecciones estadounidenses fueran decididas por el voto popular a nivel nacional, como en Europa o en América Latina, los 27,3 millones de votantes hispanos en edad de votar serían un bloque electoral todopoderoso.

Pero el hecho es que la elección se decide en el colegio electoral, en base al voto de cada Estado, y la mayoría de los latinos estadounidenses viven en estados que ya son sólidamente demócratas, o sólidamente republicanos. A nivel nacional, Clinton lidera el voto latino con un 67%, contra el 19% de Trump.

El voto latino será crucial en sólo tres Estados donde hay un empate en las encuestas: Florida, Nevada y Arizona. Si los latinos salen a votar por Clinton en estos tres estados, eso podría convertirla en presidenta de EEUU.

Gran parte de su campaña se ha basado en la xenofobia destinada a captar a votantes blancos resentidos. Lo cierto es que la inmigración desde México es menor a la de hace ocho años, los empleos manufactureros de Estados Unidos han caído por la automatización, y no por México, y la economía de EEUU está mucho mejor que en 2008.

Trump también sabe que los latinos votan menos que el resto de la población. Sólo el 49,9% de los latinos habilitados votaron en las elecciones de 2012, casi un 20% menos que los afroamericanos o anglosajones.

Mi opinión: cualquiera puede ganar el martes, y será importante que los latinos salgan a votar –especialmente en Florida, Nevada y Arizona– para mostrar su aversión por el candidato que ha pedido deportaciones de hispanos. Pero al final del día, estas elecciones se decidirán por lo que la mayoría de los votantes considere un pecado peor: usar el servidor de correos electrónicos equivocado o construir una campaña basada en el racismo.

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