El comisario Oettinger vuelve a sacar los colores a Europa
Bruselas ignora los comentarios racistas y xenófobos del alemán
La Voz de Galicia, , 02-11-2016De Valonia (Bélgica) dijo que es «una micro región gobernada por comunistas». Se refirió a los chinos como «gente de ojos rasgados» y a la delegación de ese país que visitó recientemente Bruselas como un «grupo de ocho hombres sin una sola mujer, vestidos de chaqueta azul oscura peinados de izquierda a derecha». También se despachó a gusto con el matrimonio homosexual: «Pronto será obligatorio», aseguró con retranca. Los comentarios racistas y homófobos vertidos esta semana por el comisario de Economía Digital, Günther Oettinger, durante una cena con la patronal germana en Hamburgo no han pasado inadvertidas para nadie, excepto para Bruselas y el Gobierno alemán, que se han negado a condenar la última salida de tono de la larga lista que atesora el comisario. «No tenemos un FBI en la Comisión», justificó el portavoz comunitario, Margaritis Schinas. El equipo de la canciller Angela Merkel muestra abiertamente su apoyo a Oettinger a pesar de la oleada de críticas que le han llovido desde diferentes organizaciones e instituciones.
El Partido Socialista belga fue el primero en emitir el lunes una carta pidiendo formalmente a la Comisión Europea que meta en vereda al alemán, un polémico reincidente con problemas de incontinencia verbal. El presidente del partido, el ex primer ministro Elio di Rupo, calificó las declaraciones del comisario de «insultantes e «inapropiadas». El líder de Valonia, Paul Magnette, se sumó a la ofensiva y mostró su enfado por unas palabras «indignas de un comisario». Su grupo exige al presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, que le aplique un correctivo y le de una llamada de atención «muy firme». El colectivo SOS Racismo ha ido más allá al solicitar a Merkel que aplique «sanciones adecuadas» por unos comentarios que «rezuman homofobia y sexismo». La secretaria general de los socialdemócratas alemanes, Katerina Barley, no dudó en censurar la actitud del conservador: «Alguien que esparce abiertamente opiniones racistas y homófobas se descalifica para las más elevadas funciones públicas».
La tormenta no amaina y algunos eurodiputados ya han pedido la cabeza del comisario que debería tomar el relevo en enero al frente de la cartera de Presupuestos, ahora en manos de la vicepresidenta búlgara Kristalina Georgieva. El líder de los liberales, Guy Verhofstadt, advirtió de que tomarán nota del comportamiento y los comentarios del alemán en la audiencia que deberá mantener en la Eurocámara antes de ser ratificado en el puesto.
Por extraño que parezca, Oettinger ha sobrevivido a cada uno de los alborotos que ha ocasionado en los últimos seis años con sus desenfrenados discursos. Desde aquel en el que auguró tras el siniestro en Fukushima un «apocalipsis» nuclear mientras estaba a cargo de la cartera de Energía o cuando propuso dejar a media asta las banderas de los países incumplidores del déficit en la UE, una sugerencia humillante y ofensiva para países como Grecia, España e Italia, que luchaban por mantener a flote sus economías.
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