Una nueva reunión de los representantes de los países más afectados por la crisis de refugiados en Europa y situados lo largo de la llamada ruta de los Balcanes dejó varios compromisos encima de la mesa con los que buscan atajar la llegada de refugiados. La receta es la misma: fronteras más herméticas y más facilidades para expulsar a los sin papeles.

Los Estados pactaron en Viena reforzar la seguridad de los bordes exteriores de la UE y buscar nuevos acuerdos de repatriación con países de salida de refugiados o inmigrantes, sobre todo con Egipto, siguiendo el modelo del pacto migratorio alcanzado entre la UE y Turquía.

El canciller austriaco Christian Kern convocó a los mandatarios de los 10 Estados implicados, entre ellos a Angela Merkel, además del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, para debatir sobre cómo hacer frente al flujo de solicitantes de asilo.

La canciller alemana señaló que el objetivo debe ser «frenar la migración ilegal en la medida de lo posible», para lo cual pactaron ampliar las responsabilidades y capacidades de la agencia europea de fronteras Frontex. Merkel agregó que se deben agilizar las repatriaciones de personas que no tienen perspectiva de asilo, mediante acuerdos con países como Pakistán, Afganistán y Estados del norte de África.

Kern, apeló al compromiso conjunto de los países afectados. «Necesitamos ser nosotros los que decidamos quién viene y quién no a Europa, y no los traficantes», afirmó el canciller austriaco. Y advirtió de consecuencias si no se alcanzan acuerdos conjuntos. «Si esto no ocurre entonces veremos que muchos países impondrán medidas nacionales. Entre ellos también estará Austria».

A pesar de que la ruta de los Balcanes está cerrada desde mediados de febrero, al menos 50.000 personas consiguieron entrar a través de los países balcánicos, dijo Kern.