«Los niños que vienen de Siria han visto cosas que ni nos imaginamos»

Iskander García, técnico de intervención social de CEAR Gipuzkoa, El técnico confía en que los quince refugiados a su cargo se adapten lo antes posible al ritmo de vida de San Sebastián

Diario Vasco, BEATRIZ CAMPUZANO, 03-09-2016

En Gipuzkoa, CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado) sigue el proceso de asentamiento de quince refugiados, diez adultos y cinco niños, que este mes empezarán a ir al colegio. Dejan atrás los despertares con miedo, las huídas por caminos escabrosos, el enfrentamiento con las mafias o sortear a las autoridades fronterizas con un único objetivo: volver a tener una vida en paz esta vez en Europa. Muchos refugiados todavía se hacinan en campos habilitados en el norte de Grecia mientras otros, con más suerte, han conseguido poner su huella dactilar en el país que les acoge. Los quince refugiados con los que trabaja a diario CEAR Gipuzkoa son solo una parte de los de los que hay en el Estado. Iskander García, técnico de intervención social de esta asociación, es el primer apoyo de quien llega en busca de asilo político. Les escucha, atiende sus necesidades y se esfuerza en ayudarles a construir un futuro. Un futuro «cargado de incertidumbre y miedos».

- Desde CEAR, ¿cómo ayudan a un refugiado que llama a su puerta?

- Empezamos a trabajar el tema más burocrático, es decir, el empadronamiento, la tarjeta sanitaria, pedir una cita con el médico para hacer una fotografía de su salud e ir viendo cómo podemos ir avanzando tanto en sus competencias lingüísticas como sociales

- ¿Cómo llegan los refugiados mental y físicamente?

- Cansados y con preocupaciones. Se mezclan las ganas de aprender, de crear un proyecto de vida aquí con la duda de no saber qué es lo que va a pasar exactamente con ellos. Desconocen cuánto tiempo se pueden quedar en la ciudad, si es cuestión de meses o es ya para siempre.

- Es empezar de cero en una ciudad totalmente desconocida, hablar otro idioma…

- Lo primero que tienen que hacer es descansar y situarse. Después de todo lo que han vivido hay que darles tiempo. Son precavidos o, más bien, actúan con precaución debido al desconocimiento que tienen de todo lo que les rodea. Es importante ir despacio, que tengan tiempo para salir a la calle y darse cuenta de que no pasa nada. Que paseen por el barrio, vean a los vecinos, localicen los comercios y poco a poco, con el paso de las semanas, se ubiquen en el lugar que les ha acogido.

- ¿Es San Sebastián su destino final o se trata solo de una etapa?

- El viaje para ellos todavía no ha acabado, esto es continuo. No es llegar aquí, y el trayecto se termina. Lo que ha terminado es el recorrido geográfico tras el que se han asentado en un sitio concreto, pero el proceso de construir una nueva vida no ha hecho más que empezar. Muchos de ellos buscan construir la vida que tenían en su antigua ciudad. Es una idea que tienen presente.

- Mantiene una relación con ellos, les hace un seguimiento. ¿Le han contado cuáles son sus preocupaciones?

- Su preocupación y sus miedos van siempre enfocados al futuro. Desde el minuto uno, los padres muestran su inquietud por qué pasará con sus hijos. «Los niños a la escuela», dicen continuamente. Muchos de ellos llevan tiempo sin pisar un colegio, sin estar con sus amigos o con gente de su edad. Y nosotros les facilitamos el volver a tener una vida acorde a sus años.

- ¿Hay quienes no quieran quedarse en San Sebastián porque anhelan su pasado?

- Algunos me han contado que les gustaría, algún día, volver a su ciudad, a su barrio, a compartir su día a día con sus vecinos. La mayoría nunca tuvieron la intención de marcharse, se vieron forzados por las circunstancias y dejaron mucho o casi todo allí. Hay quienes no quieren estar aquí, no porque estén a disgusto o no les guste San Sebastián, sino porque quieren poder elegir dónde vivir. Les gustaría poder retomar su vida, el estar aquí no formaba parte de sus proyectos. Echar a correr de un día para otro no entra en los planes de nadie.

- Desde finales de mayo que llegaron los primeros refugiados a Gipuzkoa hasta ahora, ¿qué han estado haciendo?

- Los diez adultos han estado yendo todo el verano por las mañanas al Centro EPA, a clases de castellano. Los menores, mientras, han ido a las colonias de verano que se imparten en la Escuela de Música del Ayuntamiento de San Sebastián, al de Musik Oporrak, y han estado participando en actividades para empezar a relacionarse con otros niños. Los padres iban a recogerlos y por las tardes tenían libre, con lo que muchos aprovechaban para ir a la playa.

- Y después a casa a descansar. ¿Cómo son los pisos en los que se alojan?

- En los pisos puede haber personas de tres perfiles diferentes: mujeres, hombres y unidades familiares. El número de personas que vive en un piso depende de su capacidad. Normalmente, hay dos personas por habitación y todos tienen su cama, su armario y una mesita o una silla. Hay pisos en los que entran cuatro personas.

- ¿Es fácil la convivencia entre personas de nacionalidades y culturas tan dispares como pueden ser la de un sirio y un subsahariano?

- Sí, al aceptar las ayudas que se les ofrece por pedir la protección internacional, ellos tienen que respetar una normas de convivencia basadas en el respeto. Luego, se pueden llevar bien entre ellos o no, depende de su grado de afinidad. A veces, ves que dos personas que viven en el mismo piso mantiene una buena relación y se van a tomar algo y otras, sin embargo, que son más solitarias y prefieren no relacionarse.

- Ahora que ya han transcurrido unos meses, que están en un estado de menos tensión y que se van adaptando paulatinamente, ¿los niños, aún sin saber castellano, podrán incorporarse en este nuevo curso escolar?

- Los menores a cargo de CEAR están matriculados y ya tienen un centro escolar público asignado. Lo que no sabemos es a qué curso irán porque eso lo tendrán que evaluar el equipo docente de cada ikastola. Tienen que ver si el niño necesita apoyo en unas áreas necesarias.

- Los menores irán al colegio, pero ¿qué pasa con los adultos?¿Qué van a hacer en estos meses venideros?

- Por la fase de adaptación en la que se encuentran, por ahora tienen que seguir yendo a clases de castellano. Los más avanzados tienen que empezar a buscar cursos o formaciones que en un futuro les pueda ayudar a entrar en el mundo laboral.

- Hemos visto imágenes de niños andando kilómetros, pero también hay muchas personas mayores. ¿Es más fácil para un anciano que para un niño reponerse en San Sebastián de lo que han vivido?

- Sí, bueno depende de dónde vengan, de lo que hayan visto y de la edad que tengan. Los niños que vienen de la guerra de Siria han visto cosas que nosotros ni siquiera nos imaginamos. Igual no sabríamos ni cómo aguantar. Se adaptan más rápido. No olvidan, pero su grado de conciencia de lo que han perdido y del futuro no es equiparable a la de un adulto. La preocupación y la angustia que pueden tener unos padres por el futuro no es igual que la de un niño. Yo creo que todos terminarán adaptándose».

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