Parroquias de EE.UU. crean grupos de ‘racistas anónimos’ para hacer frente a la tensión racial

La Vanguardia, Redacción, 01-09-2016

A medida que crecen las tensiones raciales en Estados Unidos, muchos estadounidenses están cambiando el tono de conversación hacia una forma más honesta de enfrentar el racismo en el país.

Es en este contexto donde algunas parroquias del país han empezado a organizar reuniones de ‘racistas
anónimos’. Se trata de grupos de ayuda que toman prestado el llamado programa de los 12 pasos, un método que se dio a conocer a mediados del s. XX en los encuentros de alcohólicos anónimos.

“El primer paso es admitir que tienes un problema”, afirma el impulsor del programa, Ron Buford, pastor de la Congregational Community Church en Sunnyvale, Califronia. “Es algo que los americanos no queremos hacer”, añade el pastor en declaraciones recogidas por el Washington Post.

“Veremos ejemplos de racismo institucional en todas partes hasta que no nos liberamos de nuestro propio racismo. Si pudiéramos conseguir que la gente sea más consciente de las formas en que son racistas, podríamos criar una generación de niños en una sociedad libre de racismo”, postula Buford.

Los encuentros en Sunnyvale comenzaron en 2015 bajo el lema ‘Here I stand!’ (Aquí estoy) y a raíz de los titulares de la brutalidad policial y la masacre en la iglesia de la comunidad negra de Charleston. Cerca de una docena de personas empezaron a reunirse todos los jueves.

Desde entonces, y con el aumento de los disparos de la policía contra jóvenes negros y el discurso cada vez más racista del bando republicano en la campaña electoral, más de 30 iglesias han solicitado materiales – un kit de documentos de fácil envío, dice Buford – para comenzar sus propios grupos: desde Baltimore (Maryland) a Coral Gables (Florida).

Y también en la Trinity UCC de Concord, en Carolina del Norte; una parroquia con una comunidad mayoritariamente blanca. Allí se encuentran los miércoles desde hace un mes un grupo “multiétnico y de distintas edades”. “Tenemos desde algunos millennials hasta personas de 80 años. También asisten algunas personas del colectivo LGBTQ”, explica la coordinadora del grupo en un artículo a la revista de la congregación.

Sentados en círculo y tras una plegaria, los participantes comparten sus pensamientos en torno al racismo. Admitir los comportamientos racistas e, incluso, una adicción es el primer paso. Después, plantearse preguntas como “¿me comporto por igual con mis amigos blancos y negros?”.

Stephen Mosier, un administrador de universidad retirado de 74 años de edad, da al medio estadounidense un ejemplo de su comportamiento racista. Explica que el otro día conducía detrás de un coche muy caro y al pasar por su lado miró al conductor para saber si era negro o blanco. “Esto no debería ser lo primero que me viene a la cabeza”, afirma.

La esperanza está en las siguientes generaciones. Al menos según piensa Buford, que es afroamericano: “En alcohólicos anónimos dicen que uno es alcohólico siempre; probablemente la afirmación sea también cierta con el racismo”, sentencia.

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