El horror de la guerra borra la sonrisa de Omran
La imagen resume el sufrimiento padecido a diario por miles de niños sirios que sólo conocen las bombasEl pequeño de cinco años y su familia sobreviven al enésimo bombardeo llevado a cabo en las zonas bajo control opositor de Alepo
Diario Sur, , 19-08-2016Sentado en un asiento color naranja de una ambulancia en plena noche. Aturdido. Va en pijama, tiene el rostro cubierto de polvo y sangre. Se lleva la mano a la mejilla para tocarse una de las heridas. Omran Daqneesh tiene cinco años y ha sobrevivido al enésimo bombardeo que sufren las zonas bajo control opositor de Alepo, su barrio es Qaterji. Los equipos de rescate le han sacado de los escombros, le han salvado la vida, y vive estos primeros segundos en auténtico estado de shock. El niño no suelta una lágrima, no llora, no grita.
A los pocos minutos los servicios de rescate llevan a la ambulancia a dos de sus hermanos y también aparece su padre. Omran y el resto de niños de su generación solo han conocido la guerra en Siria desde que nacieron.
Su mirada perdida y su rostro sucio con la pasta formada por la mezcla de sangre y polvo se colaron de forma viral en las redes sociales y Omran se ha convertido en el símbolo de la agonía de Alepo, en la viva imagen de la guerra que arrasa Siria. Al pequeño le llevaron al hospital, le trataron las heridas que había sufrido en la cabeza y fue dado de alta a las pocas horas con un aparatoso vendaje.
El periodista sirio Mustafa al – Sarout, autor de las imágenes, confesó al diario ‘The Guardian’ que «he visto muchos niños rescatados de escombros, pero este niño, con su inocencia. no tenía ni idea de lo que había pasado. He fotografiado muchos bombardeos, pero esta cara era demasiado».
Pasividad
Sarout, miembro del Aleppo Media Center (AMC) que fue el encargado de la difusión, denunció que «Rusia y el Gobierno bombardean a diario, se turnan para bombardear a civiles Alepo ante la pasividad del mundo. Este niño representa el sufrimiento que viven millones de niños en Siria, sometidos a bombardeos a diario».
El fotógrafo recuerda cómo escuchó los bombardeos y se fue a la zona que acababa de ser atacada: «Ya era de noche y ví un edificio totalmente derrumbado y otro a medio caerse, que era en el que vivían Omran y su familia». Acompañado por los miembros del equipo de rescate de la Defensa civil, el periodista caminó unos metros tratando de evitar tres cadáveres antes de acceder al inmueble. Quisieron subir al primer piso, pero ya no había escaleras así que lo intentaron en el edificio contiguo. Una vez allí, el fotógrafo y los socorristas rescataron uno a uno a los miembros de la familia del pequeño. De un balcón a otro. Primero a Omran y después a sus hermanos, un chico y dos chicas.
Efecto fugaz
«Cuando lo colocamos en la ambulancia, había luz suficiente y fue entonces cuando pude tomar las fotos», indicó Mustafá, que aparece de espaldas en el vídeo difundido por la AMC y que cuenta con miles de reproducciones. «Omran estaba conmocionado. Le había caído encima un muro. Este niño, como todos los niños en Siria, son el símbolo de la inocencia. No tienen nada que ver con la guerra», se dolió el fotógrado.
Omran representa la guerra, como Aylan Kurdi, se convirtió en el icono de la crisis de los refugiados. El barco en el que viajaban los Kurdi no llegó a su destino y la imagen del cuerpo sin vida de Aylan, de tres años, en una playa turca supuso un punto de inflexión en la crisis abierta por la llegada masiva de refugiados a Europa. Las barreras se levantaron de forma temporal y las medidas se suavizaron durante un breve espacio de tiempo, hasta que pasó el efecto causado por la dura imagen y Bruselas negoció con Turquía para frenar el flujo de migrantes desde sus costas.
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