Un grupo de desconocidos irrumpió el ayer de madrugada
Desconocidos asaltan la cocina de Zaporeak en Chíos y causan importantes destrozos
Pese al ataque, la ONG ha podido seguir dando de comer a los refugiados
Diario de Noticias, , 15-08-2016donostia – Un grupo de desconocidos irrumpió el ayer de madrugada en la cocina que la ONG guipuzcoana Zaporeak tiene en la isla griega de Chíos con un claro objetivo: demostrar su oposición a la labor que este grupo sin ánimo de lucro realiza cada día con más de 1.300 refugiados, a quienes alimenta de manera ininterrumpida desde el pasado mes de marzo.
Los voluntarios de Zaporeak no daban crédito cuando pasadas las seis de la mañana entraron como cada mañana en la cocina y se encontraron todo desordenado. “Estaba claro que alguien había entrado y lo había hecho para joder”, sentencia Dani Rivas, uno de los voluntarios. El panorama del recinto era desolador. “Estaba todo tirado por el suelo. Nos han tirado montañas de tomate y manzanas que teníamos para repartir, han llenado los perolos que teníamos con alubias y garbanzos de curri para estropearlos”, explica Rivas, quien no obstante se felicita por que los asaltantes no la hubiesen tomado con la maquinaria que emplean para hacer la comida. “Afortunadamente no han tocado nada de lo básico que tenemos para trabajar. Las neveras estaban bien y toda la maquinaria estaba intacta”, explicó este voluntario. “Lo que está claro es que no es una gamberrada. Alguien ha empleado mucho tiempo en intentar causar el máximo daño posible”, se apenó este joven.
Pese a los esfuerzos de los asaltantes, los daños han sido “menores”. “Tenemos dos recintos, un almacén en una nave donde guardamos casi todos los alimentos, y la cocina, que es donde han entrado. Como trabajamos casi al día, lo único que se ha perdido es la comida que teníamos calculada para hoy – en referencia a ayer – . Pero hemos podido arreglárnoslas con lo que teníamos en el almacén”, señala.
En total, 80 kilos de garbanzos y alubias echados a perder, decenas de kilos de tomates y manzanas desaprovechadas, y 20 kilos de curri con un valor de 200 euros esparcidos por todo el espacio.
El incidente, dejó en shock a los trece voluntarios que trabajan duramente cada día para repartir 1.300 raciones de comida entre los refugiados que se encuentran en la isla. Sin embargo, es el momentos así cuando la solidaridad de la gente más se hace notar y con el apoyo del resto de ONG que se encuentran en la isla, Zaporeak pudo ayer volver a alimentar a cientos de personas. “Ha sido una pasada. Eran las seis de la mañana y hemos pensado: Tenemos que movernos para tener todo listo a la una. Hemos empezado a limpiar y nos hemos tirado dos horas y media ordenando todo. Y en ese tiempo ha empezado a llegar gente de otras ONG a preguntarnos si necesitábamos algo. Ha sido muy emocionante que nos ayudaran a sacar adelante el trabajo. Somos trece voluntarios y hemos acabado más de 40 personas trabajando para poder dar de comer hoy también”, contó.
problemas previos El de ayer es el primer incidente serio a los que se enfrentan los miembros de Zaporeak, pero desde su aterrizaje en Chíos el pasado 3 de marzo, muchos habitantes de la isla han dejado claro la opinión que tienen con respecto a su presencia en la zona.
Su cuartel general se encuentra a las afueras de Thalkios, una pequeña localidad en la que la ideología predominante es de ultraderecha y en la que la presencia de refugiados no ha sido bien acogida. “De hecho, en uno de los plenos en los que se debatió el tema de los refugiados acabaron a puñetazo limpio en el Ayuntamiento”, recuerda Rivas.
Este clima tan enrarecido también ha tenido su repercusión en el grupo guipuzcoano, que ha visto cómo en las últimas semanas la hostilidad ha ido en aumento. “Hasta hoy nunca había pasado gran cosa, pero es verdad que alguna vez han venido a insultarnos y nos han pinchado las ruedas de la furgoneta y del camión varias veces”, precisa este voluntario. “Nos dicen que si les damos de comer – a los refugiados – nunca se van a ir de aquí”, añade.
Sin embargo, la hostilidad nunca había llegado hasta el extremo que ha alcanzado este fin de semana, con un ataque directo hacia su trabajo. Denunciarlo a la policía tampoco parece haber surtido mucho efecto. “En cuanto descubrimos lo que había pasado les llamamos, pero ni siquiera han aparecido. Hemos tenido que insistir y ya con la segunda o tercera llamada se han dignado a venir. Pero su respuesta es la de siempre: que ha podido ser cualquiera, que ha podido ser un refugiado que quería robar comida. Pero una persona que quiere robar no se dedica a tirar la comida por el suelo”, reflexiona el miembro de Zaporeak.
Tampoco desde el Ayuntamiento les dan solución alguna. “El alcalde no se mete, al fin y al cabo, se debe a sus votantes”, se resignan en la ONG guipuzcoana.
cambio de ubicación Con este panorama, continuar con su trabajo como hasta ahora se antoja difícil para este grupo altruista, que ha decidido cambiar de ubicación para ganar en seguridad. “Está claro que los problemas van a más así que hemos decidido trasladarnos a una nave industrial, que está más protegida y parece que es más difícil entrar allí”, señala.
Pero para ello, todavía quedan 15 días en los que la sombra de un ataque amenaza a la ONG. Sin embargo, desde Zaporeak tampoco se plantean tomar medidas especiales para proteger su tan preciada cocina. “Por el momento, hemos reparado y reforzado la cerradura, que estaba bastante estropeada, pero no vamos a tomar más medidas. Al fin y al cabo, eso sería entrar en su juego. Además, poner a alguien vigilando toda la noche puede causarnos otro tipo de problemas y tampoco queremos poner en peligro a nadie”, advierte el voluntario, quien pese a la delicada situación que viven día a día, no duda en bromear sobre este asunto: “Lo que sí vamos a hacer es poner una pancarta gigante diciendo que nos vamos el día 31”.
Son conscientes de que lo ocurrido durante la pasada madrugada puede volver a pasar, pero advierten de que no dejarán de alimentar a los refugiados. “Sabemos que puede volver a pasar. Esperemos que no, desde luego no vamos a darles ninguna facilidad, pero si vuelven a atacarnos, echaremos mano de todo el cariño que nos ha demostrado hoy la gente para volver a trabajar”, sentencia el grupo.
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