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Devolviendo la esperanza arrebatada en Grecia

La ONG Bomberos de Navarra lleva desde abril realizando trabajos para mejorar la situación en los campos de refugiados

Diario de Noticias, Uxue Villanueva | Mikel Saiz, 13-08-2016

“Los voluntarios hacen mantener la esperanza para no caer en el olvido”

pamplona – Desde 2011 la ilusión de los sirios se ha ido apagando lentamente, ni siquiera en Europa han encontrado una vida mejor. “Venimos de una guerra de bombas a una guerra miserable, y para morir aquí lentamente, prefiero volver a mi tierra”. Son palabras textuales que una voluntaria de Pamplona en los campamentos de refugiados, Bego Cestau Baraibar, recuerda al detalle. Junto a ella, otros voluntarios y voluntarias han colaborado con la ONG Bomberos Solidarios de Navarra en los campos de Grecia. Javier Alonso García, Ana Urtasun Idiazabal, Ana Celdrán Espejo, Iker Bazterretxea Hernández, Maribel Soto Olóriz y los bomberos Xabi Ziritza Erbiti, Juantxo Cisneros Sámper, Martín Rodríguez Sánchez y Mikel Pagola García son algunos de los que desde mediados de abril de este año hasta ahora han atendido a los refugiados en Grecia.


Médicos Sin Fronteras y Bomberos en Acción, entre otros, también comenzaron a prestar sus servicios. Asimismo, la asociación de bomberos catalanes EREC (Equipo de Rescate y Emergencia de Cataluña) comenzó a organizar el reparto de frutas y verduras por familias. “Trabajar en colaboración con más equipos ayuda mucho”, destacó Javier Alonso. Realizaron un censo de las tiendas de campaña, y ahí vieron cuánta gente había establecida, el tipo de familias que vivía. Aparte de bomberos, había mucha gente interesada en acudir, por lo que fueron organizándose en turnos. En la ONG Bomberos de Navarra “se hizo una carta de compromisos para que quien quisiera integrarse en nuestra organización supiera en qué condiciones estamos trabajando”, detalló Xabier Ziritza. Esto lo elaboraron para “mantener la filosofía” con la que comenzaron. De esta manera, la gente que no conocía el proyecto podía hacerse una idea de a lo que iba a enfrentarse.


La tarea principal es el reparto de fruta y verdura por los campos de Lagadikia, Sindos, Vasilikia, Cherso y Eko, entre otros. También han hecho trabajos para la prevención de incendios, y han impartido dos sesiones informativas de cómo manejar los extintores. “Había campos con riesgos extremos, con más de 40 grados, fumando, cocinando, y con cables sueltos”, describió Bego, haciendo patente el riesgo extremo en el que viven.


Las cuestiones burocráticas para poder adentrarse en los campos son lo más difícil: “Hay días en los que podemos quedarnos con 400 bolsas de comida sin dar. La comida es perecedera, así que hay que buscarse la vida para poder entrar en otro campo”, contó Javier Alonso. Esto demuestra la dificultad y las barreras a las que hay que enfrentarse. “La capacidad de rapidez es la que prima”, añadió. Insistió en que “lo que tiene que cambiar es la política de cómo ayudarles, que los gobiernos quieran ayudar”.


“La continuidad es muy importante”, aseguró Ana Celdrán. Es fundamental ofrecer los servicios de manera constante en los campos, puesto que al estar muchas semanas con ellos se establece un vínculo al que se acostumbran”, añadió. La mayor necesidad es la sanidad y la educación: “Se pasan meses con la misma ropa y calzado. Van llenos de heridas y en malas condiciones”, concluyó.


Ante la desesperación, muchos refugiados se están planteando volver a su país. “La inoperancia de Europa nos está matando psíquicamente”, expresó Javier Alonso con tono de indignación. Los largos meses en los campamentos, todos ellos en mal estado y sin apenas abastecimiento, hacen perder la ilusión. El bombero Javier Pagola García, que estuvo en los campos libres de la frontera con Macedonia antes de que fueran desalojados, aseguró que “se veía a gente con esperanza”. Pensaban que ya habían resulto el problema, pero cuando cerraron la frontera se obstruyeron, y poco a poco se vinieron abajo.


“Los voluntarios hacen mantener la esperanza para no caer en el olvido”, expresó Bego, orgullosa de su labor. Xabi Ziritza añadió que “el papel del voluntario también es el de humanizar los campos”. No cabe duda de que la ayuda de todos los voluntarios y voluntarias está siendo decisiva. Javier Alonso no quiso desperdiciar la ocasión de destacar la labor que muchos griegos están realizando: “Hay gente que está muy volcada con nosotros. A cualquier sitio que acudías y te presentabas como voluntario para los refugiados, te ayudaban”, añadió.


“El campo Eko podía llegar a parecer un camping, gracias a los voluntarios que estaban ahí ayudando había vida”, apuntó uno de los voluntarios. Después los metieron en camiones y los trasladaron a un campamento militar. Esto supuso la falta del apoyo del voluntariado, pero no se rindieron e intentaban entrar a toda cosa: “Pirateo total”, confesó Mikel Pagola, que estuvo en los campos cuando se produjo el desalojo.


choque de culturas La tensión se palpa en los campamentos. No están distribuidos según las etnias y religiones y viven todos juntos: “Los campos son caldos de cultivo, y ahí saltan chispas”, señaló Javier. El mes pasado, en la fiesta del Ramadán hubo dos fallecidos. Asimismo, en una fiesta donde se encontraba un joven kurdo cantando, de repente la gente comenzó a correr sin saber qué pasaba. Al día siguiente ninguna ONG pudo entrar a trabajar por motivos de seguridad.

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