¿Coubertin o Moussambani?

La Vanguardia, Jordi Basté, 12-08-2016

Hay momentos en la vida que parece que Dios pasa de largo. Frente a la vergüenza colectiva que transmitimos como sociedad hay detalles que son propios del olimpismo fundacional que tapan las enormes clapas que deja la política europea y mundial.

Popole Misenga, del Congo, ha competido en estos Juegos de Río con el equipo de refugiados olímpicos. Popole dio una rueda de prensa el pasado sábado que nos dejó aturdidos. Se puede ver en google. Explica el judoca, que vive en Brasil después de conocer en el Mundial del 2013 a la que ahora es esposa y madre de su hijo, que se siente feliz de saber que su hermano y su familia lo ven per televisión. En este punto Popole rompe a llorar. Hace 18 años que no se ven.

El olimpismo es Popole Misenga y sus compañeros de equipo pero también lo son las chicas/niñas que competirán este mediodía en Brasil, tarde en África, en la piscina olímpica. Se nadan los 50 metros libres femeninos. El récord mundial lo tiene la alemana Britta Steffen con 23.73 des del 2009. Hoy nadará la primera serie una chica de Sierra Leone, Bunturabie Jalloh, de 18 años. Su marca es de 54.87. Ella y su federación han decidido publicar su registro. Hay tres más que la desconocemos (no consta en la información del COI): una chica de 18 años de los Emiratos Árabes, una de 17 de Bahréin y una de 23 de Myanmar. En la segunda serie aparecerán nadadoras de Guinea, Congo, Sudán, República Centroafricana, Nigeria, Benín y los Comores, un conjunto de tres islas volcánicas del sudeste de África. La nadadora centroafricana presenta una marca de casi 47 segundos, justo el doble que la plusmarca mundial.

Esta mañana después del café, por cierto en Brasil es un milagro encontrar un restaurante que te sirvan un descafeinado, me he plantado en el anexo a la piscina donde se entrenan algunas de estas chicas. El olimpismo es la mirada de Rouyaka Mahamane, una chica de 19 años que representa en Río al país más pobre del mundo: Níger. Para ella estar cerca, simplemente cerca, de las más grandes de la natación es un premio. Sale de la piscina la participante de Sierra Leona, el país más castigado por el ébola. Bunturabie Jalloh que fue la abanderada de su país, tiene el peor registro pero dice que cumple el más grande de los sueños: “Nadar en una piscina olímpica”. Han estado invitadas todas por la confederación africana: una wild card.

Mi admirado Xavier Aldekoa dice que África antes de conocerla tienes que soñarla. Lo dice un periodista que visitó Níger cuando tenía veinte años y que se enamoró tanto que allí se quedó. Aldekoa ha escrito cinco capítulos los últimos días en La Vanguardia sobre Sudán del Sur. Cuando he visto la cara de la nadadora Hanen Ibrahim de tan sólo 16 años, cumplidos hace un mes, he visto las alarmas descritas por Aldekoa: la falta de cosechas, la desnutrición infantil, la guerra civil, el desengaño, los desplazados, la falta de recursos energéticos, las violaciones en masa (frente a una base de la ONU)….

Sigo paseando por esta piscina de entrenamiento y me encuentro con Yusuf Ahmed. Lo conozco porque veo su acreditación. Es el jefe de expedición de Bahréin y acompaña a Fatema Almahmeed, que nadará en la primera serie. Cuando le hablo del espíritu olímpico me corta en seco: “Ayer vi el Alemania – Fiji de fútbol. 10 – 0. ¿Esto es bueno? Es magnífico que Fatema nade mañana y el público se ponga en pie y la ovacione, pero ¿es lo más conveniente para una competición como los Juegos?”. Y me recuerda a Eric Moussambani, el guineano que, en los Juegos del 2000 en Sidney, fue coronado como el rey de la humillación olímpica. ¿Moussambani o Pierre de Coubertin? ¿La opinión africana o la asiática? Es un gran debate. Pero hoy iré a la piscina a aplaudir estas dos primeras series. 13.02 (hora carioca) 18.02 (hora, esperemos, de TVE). Serán las dos mejores carreras olímpicas de los Juegos. No es por pena. Es por dignidad. No es por Coubertin. Es por nuestra vergüenza.

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