LA RELIGIÓN, CUESTIÓN DE ESTADO
El Ministerio del Interior diseña un islam afrancesado
Cazeneuve quiere imanes franceses y financiación autóctona de las mezquitas
La Vanguardia, , 03-08-2016Dos mil personas en la nave y una multitud en el atrio de la catedral de Rouen, bajo la lluvia, decorado habitual en Normandía, y delante de una gran pantalla, asistieron ayer al solemne funeral por el padre Jacques Hamel, decapitado a los 86 años por dos terroristas de 19, en una iglesia de Saint-Étienne-du-Rouvray, en los alrededores de la llamada ciudad de los mil campanarios. En representación del Gobierno, el más visible de los ministros, el del Interior, Bernard Cazeneuve.
Como si no le bastara con su tarea de comandante de un ejército de 23.000 efectivos para garantizar el desarrollo de medio centenar de actos festivos del verano (que pese a las promesas padecen un par de anulaciones diarias), Cazeneuve debe coordinar a sus informadores, repartidos en distintas direcciones y ministerios. Y asegurar un contacto diario con su colega de Defensa, el primer ministro y el presidente.
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Y como su cartera comprende el culto, le han echado un hueso más difícil de roer: reorganizar el islam de Francia. Serpiente de verano que, por diferentes razones, nunca se resuelve, ahora podría recibir el apoyo comunitario: medio centenar de franceses musulmanes representativos, desde jefes de servicio en hospitales hasta una senadora, se comprometieron por escrito, el domingo, a relanzar la Fundación para las Obras del Islam en Francia, creada en el 2005.
Y otro apoyo, decisivo pero prudente, del Gobierno. Cazeneuve –que desmintió airado la declaración que le adjudicó Le Canard Enchaîné de extender al resto del país el concordato vigente en Alsacia, donde los ministros de todos los cultos son pagados por Francia– está de acuerdo con su primer ministro, Manuel Valls, en buscar soluciones a dos problemas de calado: la formación de imanes franceses y en Francia, y la financiación de las mezquitas.
Sólo uno de cada cinco imanes es francés. Hay 300 (150 turcos, 120 argelinos y 30 marroquíes) formados y pagados por su país de origen. Imanes que, en general, no hablan francés ni conocen el contexto sociocultural del país que les acoge. Las mezquitas, además, viven de países de actitud dudosa en lo que concierne al terrorismo, como Arabia Saudí.
Valls, que ya el 15 de febrero del 2015 pedía en el Parlamento que se prohibiera la financiación externa, lo reiteró el viernes a Le Monde, el domingo a Le Journal du Dimanche y ayer a Libération.
En el 2005, Serge Dassault hizo un guiño a sus clientes de armamento en el Golfo y donó dos millones de euros a la fundación. ¿Y ahora? Ciertos políticos sugieren un impuesto sobre alimentos halal, que mueven 6.000 millones de euros al año. Algunos temen que se transforme en un acto militante.
Sobre todo porque desde el 1905 Francia cuenta con un ordenamiento estricto que separa lo público de lo privado. Eso sí: con el respeto por las religiones como bandera, normal en el país que se ha desangrado por motivos religiosos, entre expulsión de judíos –un siglo antes que en España–, noche de san Bartolomé y deportación de judíos en el siglo XX. Aun hoy, París bien vale una misa, incluso en latín.
Símbolo de la República laica, Marianne, cuyo busto se inspiró incluso en el de Brigitte Bardot, es la única imagen legítimamente venerada en los ayuntamientos. Por ahora, sin velo.
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