Sarria asume el reto de integrar a los primeros refugiados sirios

Un pueblo del Camino es el hogar de las primeras familias que llegan a Galicia tras huir de la guerra. «Los pequeños gestos son los que importan para ayudar a integrarlos», invita Cruz Roja

ABC, , 01-08-2016

A Sarria se llega después de haber recorrido veintiséis etapas del Camino de Santiago. Pero dos familias sirias acaban de recalar en esta localidad lucense tras casi un día de viaje en avión y autobús desde un campo de refugiados en Líbano. Atrás queda la guerra. Son las primeras once personas que Galicia acoge formalmente procedentes de este país que vive entre bombas desde hace un lustro. Su credencial, sin ser jacobea, sella el pase a una vida llena de retos. Cuatro adultos y siete niños de entre 1 y 8 años encaran el reto de aprender el idioma para recuperar la normalidad perdida. Sarria asume el desafío de facilitar su integración y los «pequeños gestos son ahora los que importan», relata Carmen Isasi, responsable de Inclusión Social de Cruz Roja Galicia, organización que en los dos próximos se encargará de alcanzar este propósito.

Pilar López, alcaldesa de Sarria, no tiene dudas de que lo lograrán. Les avala la experiencia:«Aquí estamos acostumbrados a recibir personas de todos los países del mundo. Somos afables». Recuerda, además, que durante el conflicto de Kosovo acogieron a una familia con tres hijos que, casi dos décadas después, sigue viviendo y trabajando en el pueblo. «Espero que esta vez sea igual o mejor», comenta «orgullosa» al teléfono desde su despacho.

Con el fin de preservar la intimidad de los once —«tanto por ellos mismos como por la seguridad de sus familiares y amigos que permanecen en Siria», matizan desde Cruz Roja— apenas se han facilitado datos personales sobre ellos e incluso se ha evitado la toma de fotografías. Llegaron «cansados y desconcertados, pero contentos». Tras los primeros días de adaptación en dos pisos de Caixa Rural Galicia cedidos a través de la Xunta, en los que vivirán de forma autónoma, lo más urgente, una vez empadronados y con los reconocimientos médicos y tratamientos de salud necesarios en marcha, son las clases de castellano para que a principios de 2017 sepan ya manejarse.

«En los seis primeros meses aprenden el idioma, conocen el entorno, las costumbres, se les da apoyo psicológico y asesoría legal —explica Isasi—. A continuación, dado que tienen derecho a permiso de trabajo, se mejorará su empleabilidad para que puedan acceder al mercado en igualdad de oportunidades». Hasta entonces, los traductores de Cruz Roja serán sus mejores aliados.

En septiembre, los pequeños en edad de escolarizar debutarán en el colegio: «Integrémoslos con detalles cotidianos. Que haya familias que los inviten a jugar con sus hijos en casa como harían con cualquier otro niño. Cuando vayan al supermercado, que se les ayude a hacer amigos. Y cuando los padres busquen trabajo, que se les valore por su capacidad, no por su origen», invita Isasi, que reitera este aspecto como la clave de un proceso «difícil».

«Hay que pensar de dónde vienen y por qué. Huyen para sobrevivir. Ponte en su lugar, ¿qué harías?», pregunta.

¿Por qué se ha elegido Sarria como destino?

Carmen Isasi, responsable de Inclusión Social de Cruz Roja Galicia que ha coordinado el equipo de acogida, explica que «no son muchas personas, once, y en un pueblo pequeño siempre van a tener oportunidades. Además, la Xunta, a través de la Consellería de Vivenda, tenía aquí pisos ya acondicionados».

¿Por qué estas familias?

Isasi apunta que siempre se busca a las personas «en una situación de vulnerabilidad mayor, con niños y mayores». En este caso, llegan con siete pequeños.

¿Están de paso o vivirán en adelante en Galicia?

Los once refugiados son ya vecinos de esta localidad lucense, en la que se han empadronado. Tendrán acceso a los servicios sanitarios, los menores serán escolarizados y los padres podrán buscar trabajo. Cruz Roja les ayudará a integrarse hasta ser autonómos a lo largo de un proceso de entre 18 y 24 meses.

¿Habrá más llegadas?

El grupo acogido forma parte de una expedición de 155 refugiados repartidos por toda España. En Galicia, Cruz Roja tiene hoy capacidad para 30 plazas.

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