sociedad
De vacaciones en el ‘hogar’ de una familia siria
rezink presenta ‘shamehome’, una plataforma de intercambio ficticio de casas que muestra el estado en el que están las viviendas de algunos refugiados
Diario de noticias de Gipuzkoa, , 30-07-2016las vacaciones ya están aquí y una de las maneras para encontrar alojamiento a estas alturas puede ser el intercambio de hogares con otras familias. Este tipo de plataformas está en auge, y con esta idea, se ha puesto en marcha el proyecto Shamehome, una web que pone a disposición de los turistas diferentes viviendas. Sin embargo, la oferta es especial porque lo que se ofrece son las casas de personas refugiadas. Ruinas resultantes de la guerra de Siria.
Esta acción de concienciación y solidaridad fue presentada ayer por el diputado foral de Cultura, Denis Itxaso, por el periodista de Onda Vasca que la ideó, Jon Martija y por Isusko Artabe, representante de Rezink, que es la entidad que la ha llevado a la práctica. Itxaso expresó que “la crisis de refugiados que estamos viviendo no es un mero desplazamiento de personas que buscan una vida mejor. Son personas a las que se les ha arruinado la vida”.
Precisamente, este es el mensaje que se pretende transmitir a través de la plataforma, cuyo diseño es similar a las webs que se dedican a este fin. Si buscamos alquilar una casa para pasar unos días en Alepo o Damasco, ciudades que hasta hace poco preservaban su atractivo patrimonial y cultural, “nos encontramos con la impactante realidad”, explicó el diputado. Al elegir alguna vivienda, aparece una descripción de lo que la casa puede ofrecer y una lista de irónicas comodidades, que contrastan con unas fotos “demoledoras” de las ruinas que han quedado de estas casas.
Una vez que se intenta reservar, aparece una explicación de la iniciativa, que puede compartirse en las redes sociales. Además, la web ofrece entonces la opción de realizar un donativo a Cear (Comisión de Ayuda al Refugiado), y de ofrecer “de forma testimonial” tu propio hogar como muestra de apoyo. “Las vacaciones no son incompatibles con tener la mirada puesta en estas terribles circunstancias que viven los refugiados”, añadió Itxaso.
A Jon Martija, el ideólogo que transmitió su propuesta a Rezink, una entidad que intenta trasladar mensajes sociales mediante la creatividad, la idea le surgió en sus propias vacaciones. “Qué mejor manera de empatizar con estas personas que meternos en su vida”, manifestó. También informó de que, según Cear, “a este ritmo se tardarían 43 años en reubicar a todos los refugiados”.
En esta línea, la web también muestra cifras de la pobreza (el 80% vive en niveles de exclusión), el número de escuelas destruidas (2,6 millones de niños no pueden acudir al colegio) o la limitada esperanza de vida de esta población, que se ha reducido en 20 años desde 2010, hasta situarse en 55 años. Son algunos de los “datos de la vergüenza” que dan nombre al proyecto, que juega con las palabras Shamehome, casa de la vergüenza en inglés; y Samehome, misma casa, con motivo de este intercambio ficticio entre turista y refugiado.
La web ya está disponible (shamehome.com) y muestra fotos realizadas por las agencias Afp o Reuters “de gente que sigue jugando en charcos hechos por las bombas o en calles destartaladas. Haciendo huertos urbanos donde pueden, en lo que queda por la guerra”, añadió Artabe.
Las ciudades sirias que aparecen son Alepo, Damasco, Homs, Latakia, Latamineh y Hama. No obstante, el listado se ampliará porque “vienen refugiados de otros muchos sitios”. En esta línea, en un futuro también se añadirán imágenes de los campos de refugiados donde actualmente viven miles de personas.
datos de la vergüenza
4,8
La web muestra que ya hay 4,8 millones de refugiados repartidos entre Turquía , Líbano, Jordania, el Kurdistán iraquí y Egipto. Niños. La mitad de ellos, 2,6 millones, son menores que no pueden acudir a la escuela.
Pobreza extrema. El 80% de la población vive ahora en niveles de pobreza; el 30%, en pobreza extrema, y su esperanza de vida ha caído a los 55 años.
Sin luz. El 83% de la luz eléctrica se ha apagado, según una investigación del académico Xi Li, de la Universidad de Wuhan (China).
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