Obras de arte creadas por refugiados se muestran en Berlín

El Museo de las Culturas Europeas expone las creaciones que se ha pedido en los albergues de asilados de Alemania

ABC, , 22-07-2016

Hace un año por estas fechas, estaban entrando en Alemania una media de mil refugiados por minuto. En Berlín, desbordada por la operación acogida e inmersa en una reacción colectiva solidaria que llegó a constituir todo un fenómeno social, un grupo de artistas locales comenzaron a llamar a las puertas de los albergues de refugiados para formular una pregunta que en la mayoría de los casos sonaba bastante marciana a los recién llegados: «¿queréis hacer arte?».

Dachil Sado, un joven iraquí que había huido de las milicias de Estado Islámico y que perdió a un amigo y a un primo por el camino, reconoce ahora que no entendió aquella pregunta. «Aquella gente parecía amable de verdad, después de muchos meses de huida en los que sabía que no podía confiar en nadie. Y además me ofrecían la posibilidad de hacer algo, con gente alemana, en lugar de pasar todo el día en el albergue esperando que me dieran los papeles», explica. Así fue como se enroló, al igual que alrededor de un centenar de refugiados procedentes de Albania, Afganistán, Bosnia, Irak, Kosovo y Siria en el proyecto «DaHeim: Einsichten in flüchtige Leben» («En casa: miradas en vidas a la fuga»).

Un año después, el Museo de las Culturas Europeas de Berlín expone los trabajos de estos refugiados, sostenidos y asesorados por artistas berlineses que les han prestado su material y sus talleres, además de mínimas nociones técnicas, puesto que la mayoría no habían hecho nada parecido en la vida. “Así ha surgido un conjunto de obras pertinentes y conmovedoras. Aunque habían sido realizadas de forma completamente autónoma e independiente, el hilo conductor entre ellas era evidente y la exposición con la que culmina este proyecto constituye una unidad en sí misma», explica con satisfacción el tunecino Aymen Montasse, uno de los directores de la muestra.

El proceso creativo ha permitido a los refugiados conversar con una realidad agobiante, que se refleja en imágenes de pérdida y destrucción. Dachil Sado, por ejemplo, ha convertido los catres metálicos con los que a marchas forzadas el ejército alemán amueblaba el verano pasado pistas deportivas e incluso hangares de aeropuertos, en una estructura inestable que se tambalea al igual que lo hacen las barcazas masificadas que cruzan el Mediterráneo, un espacio geográfico marcado a fuego en el alma de casi todos ellos.

«Mucha gente ha muerto este año intentando llegar a Europa. Creemos que estas obras ayudarán a que todo el mundo lo tenga en cuenta y nunca lo olvide», dice Divali Mirza, otro joven iraquí todavía en combate con la idea de que, después de vivir lo que ha vivido, puedan florecer en su existencia la creatividad y la expresión.

Los organizadores de la muestra insisten en que se trata de una prueba de que «se puede prescindir de las ideas y de la religión, de nuestras diferencias culturales, y trabajar juntos» y esperan aportar su granito de arena al contrapeso que la sociedad berlinesa se empeña en poner en la balanza para contrarrestar el aumento de la xenofobia y los prejuicios que innegablemente ha causado la llegada de más de un millón de refugiados.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)