Un ‘oasis’ para los refugiados sirios kurdos
El campo iraquí de Kawargosk sufre la crisis económica del Kurdistán y la amenaza del IS
El Mundo, , 22-07-2016Un ramillete de girasoles contrasta con un mar blanco y azul de tiendas de lona. Es el pequeño oasis de una familia que ha tenido que huir al exilio para evitar la muerte en Siria. «Decidimos plantar este pequeño jardín porque no había en el campo nada que nos hiciera felices. Al menos estas flores nos hacen sonreír», cuenta Amal Miqai dentro de su tienda, decorada con bordados, flores y banderas kurdas en las que luce el sol. Miqai vive con sus padres y sus siete hermanos en el campo de refugiados sirios de Kawargosk, situado en la frontera entre la provincia kurda de Erbil y la de Nínive, cuya capital, Mosul, está en manos del grupo yihadista Estado Islámico.
Allí se instalaron hace cuatro años, llegados con miles de familias que cruzaron la frontera entre Siria y el Kurdistán iraquí. «Vivíamos en Damasco, pero tuvimos que dejar nuestra casa cuando empezó la guerra y nos refugiamos en Qamishli», explica Amal. «Tres días después de abandonar nuestra casa en Damasco, supimos que la habían prendido fuego. Ahora, no sabemos si sigue en pie», cuenta. Cuando las cosas se pusieron mal en Qamishli, con el acoso del Estado Islámico (IS, en sus siglas en inglés) a la región de Rojava (el Kurdistán sirio), huyeron de nuevo. «Vinimos en autobús… No recuerdo cuánto duró el viaje… Quizá dos días», apunta.
Amal y su hermano Shukri cuidan de su pequeño jardín todo lo que pueden. «El clima aquí no es bueno para las plantas», dice esta mujer de 30 años. Y es que las temperaturas en este inhóspito lugar pueden superar los 45 grados. Viven con muchas dificultades, porque no tienen ingresos ni trabajo. «Si pudiera volver a Siria, volvería a Damasco», sueña.
«Recuerdo muy bien cuando se estableció este campo de refugiados. Eran las 5.00 de la mañana del 15 de agosto de 2013», señala Xawam Mohamed Arif, director del campamento. «La gente de Kawargosk mostró una gran hospitalidad y solía traer comida y dar ayuda a los refugiados. Nuestra mayor prioridad era hacer que estuvieran seguros y tuvieran un lugar donde vivir», añade. «Lo levantamos en menos de 24 horas para dar cobijo a 450 personas, con la ayuda del Gobierno kurdo y de las organizaciones internacionales».
En Kawargosk viven hoy 13.500 personas, todos kurdos de Siria. «Provienen de zonas como Qamishli, Kobane o Hassakeh. Son 2.400 familias, excepto unas 15, que son árabes», explica Arif. El mayor reto al que se enfrentan las autoridades del campo es la crisis económica que se ha instalado en la región del Kurdistán iraquí, debido a la drástica bajada de los precios del petróleo. «Tenemos dificultades económicas que repercuten en el bienestar de los refugiados. Algunas familias no tienen medios para sobrevivir, no encuentran trabajo y no reciben ayuda internacional, ya que la falta de fondos afecta a las agencias de la ONU. Por ejemplo, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) tuvo que recortar las ayudas a estas familias para cubrir sólo al 60%», señala.
«Otra preocupación para nosotros es que nos encontramos en un área cercana a los combates contra el IS», agrega el director del campo de Kawargosk. Desde una colina cercana, se divisa el océano de plástico bajo el que los refugiados se cobijan y, al fondo, la línea del frente con el IS.
«El mayor desafío para nosotros es dar asistencia a los refugiados que están diseminados en las comunidades, que es la mayoría. Es difícil prestarles ayuda y hacer seguimiento. Los recursos de las comunidades locales están agotados. La actual situación económica está afectando al apoyo que prestaba el Gobierno Regional del Kurdistán. Y la falta de trabajo afecta tanto a locales como a refugiados sirios y desplazados iraquíes», evalúa Alfred Stuart, especialista en protección infantil de Unicef en el Kurdistán iraquí. A esta región han huido 235.000 sirios –según cifras del Gobierno kurdo–. De los fondos que Unicef necesita este año para proveerles de educación, salud, agua y saneamiento, sólo ha podido cubrir el 25%.
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