Más indignación y más rabia se suman al estado de ánimo del pueblo estadounidense después de otro caso de violencia racial contra un hombre negro. El último escenario ha sido la localidad de Falcon Heights, en Minnesota y en esta ocasión, también la tragedia ha sido grabada en vídeo.

Philando Castile, de 32 años de edad, moría el pasado miércoles después de que un policía le disparase durante un control de carretera, delante de su novia, Lavisjh Reynolds y su hija de cuatro años: «Dios mío, no me digan que se ha muerto, por favor, no me diga que acaba de morir», dice la mujer en una escena absolutamente dantesca. Con Castile a su lado sangrando, la mujer asegura a la cámara: «Él solo quería mostrarle su licencia de conducir» y añade: «Le ha disparado cuatro balas».

En la retransmisión que Reynolds hizo en directo en las redes sociales, explica que la policía les paró por llevar una luz del vehículo estropeada. Cuando su pareja fue a sacar la documentación del coche, el policía pudo ver un arma en la guantera: «¡No te muevas!», gritó el policía que inmediatamente después comenzó a disparar a Castile. Según Reynolds, la víctima tenía licencia de armas. El drama del vídeo va en aumento cuando se escucha el llanto de una niña, la misma que trata de consolar a su madre: «Está bien mamá, estoy aquí contigo».

El gobernador del estado de Minnesota, Mark Dayton, ha confirmado que la petición de investigación federal ya está en los despachos de la Casa Blanca: «Hemos reclamado al Departamento de Justicia de Estados Unidos que inicie inmediatamente una investigación federal independiente», anunciaba Dayton después de que el presidente Obama, mostrase su preocupación: «Está profundamente afectado», confirmaba su portavoz John Earnest. En declaraciones a los medios a bordo del Air Force One el avión presidencial que llevaba a Obama hacia Polonia a la cumbre de la OTAN, Earnest advertía que «la división entre las fuerzas locales y las comunidades que han jurado servir y proteger no debe ser la nueva normalidad». Y es que la crudeza de este suceso se repetía en Luisiana tan solo veinticuatro horas antes, cuando otro ciudadano negro, Alton Sterling, era abatido por dos policías blancos que ya están de «baja administrativa».

157 casos en 2016
Casos similares se han repetido en los últimos años con la muerte por asfixia de Eric Garner en julio de 2014, también a manos de policías blancos en Nueva York. Lo mismo ocurrió un año después con Michael Brown, tiroteado en Ferguson, Misuri, o en Baltimore con Freddie Gray. La lista es larga hasta llegar a 157 afroamericanos que han perdido la vida en enfrentamientos con la policía a lo largo de 2016, según la base de datos de Fatal Encounters. «Somos perseguidos cada día», denunciaba entre sollozos la madre de Castile, una víctima más de la crítica situación racial.