Un nuevo episodio de violencia racial ha vuelto a conmocionar a Estados Unidos. Cuarenta y ocho segundos de vídeo grabados con el teléfono móvil de un testigo han sido suficientes para que la división de derechos civiles del Departamento de Justicia de EE.UU. decida investigar la muerte de Alton Sterling, un hombre negro de 37 años que en la madrugada del miércoles moría a manos de dos policías blancos en la ciudad de Baton Rouge, Luisiana. «Estoy muy preocupado, el vídeo es inquietante, cuanto menos», dijo el gobernador John Bel Edwards. En las imágenes se puede ver cómo dos policías tiran al suelo a Sterling, lo inmovilizan, y uno de ellos le apunta con una pistola: «¡Tiene un arma!», grita uno de los agentes. Segundos después se escuchan cuatro disparos: «Oh Dios mío, le han matado», dice llorando una de las voces que se oyen en la grabación.

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Abdul Muflahi, testigo y propietario de la tienda frente a la que ocurrió el suceso, aseguró a los medios: «Sterling no tenía una pistola en la mano en el momento de los disparos», pero sí vio cómo los agentes le sacaban un arma del bolsillo después del tiroteo. Este extremo no ha sido confirmado por las autoridades quienes se han limitado a explicar que ambos agentes respondieron a una llamada en la que una persona aseguraba que Sterling estaba vendiendo cedés fuera de una tienda y amenazando a diferentes personas con una pistola. A la espera de lo que determine la investigación, ambos agentes están de baja administrativa tras la confirmación de la autopsia de que Sterling murió por múltiples heridas de bala en el pecho y en la espalda. «Alton era muy querido en la comunidad. No se merecía esa fuerza excesiva que la policía ejerció sobre él», aseguró en rueda de prensa Edmond Jordan, abogado de la familia. A su lado, lloraba desconsolado el hijo de Sterling, un joven de 15 años de edad.

Tras lo ocurrido, más de 200 personas han protestado portando pancartas en las que se podía leer: «Las vidas de los negros importan». De esta manera y al igual que en los últimos años, Barack Obama vuelve a enfrentarse a la misma tragedia con distintos nombres. En el 2015, Maryland declaró el estado de emergencia tras los disturbios ocasionados en Baltimore por la muerte de Freddie Gray, un joven negro de veinticinco años que falleció mientras estaba bajo custodia policial. La tensión racial también se vivió en Ferguson, Misuri, en agosto de 2014. En aquella ocasión, el joven negro Michael Brown moría a manos de un agente blanco que luego fue exonerado de todos los cargos. Un mes antes, otro joven negro llamado Eric Garner había muerto asfixiado cuando era detenido por varios policías en Nueva York.