El 'brexit' torna la incertidumbre en miedo

Ante la parálisis del sistema político, el Banco de Inglaterra se ha convertido en el centro sobre el que gravita la gobernación del país La libra se desploma a niveles de hace 31 años y seis fondos ingleses han cortado liquidez a sus inversores

Diario Sur, ÍÑIGO GURRUCHAGA , 07-07-2016

El descenso de la libra hasta los 1,30 dólares, el registro más bajo desde 1984, es la última alarma sobre las consecuencias del ‘brexit’. Antes llegó el cierre de seis fondos al impedir la retirada de capital por parte de sus inversores y las voces en la City que conjeturan sobre su traslado a una capital de la Unión Europea. Y antes la carrera loca del día 24 para reparar el daño en las carteras causado por el errado optimismo bursátil sobre la victoria de la permanencia en el referéndum.

Ya se sabía que el voto favorable a la marcha de la UE crearía mayor incertidumbre y aplazamiento de inversiones que las que había provocado la celebración del referéndum. Pero nadie preveía que una victoria del ‘sí’ provocase una crisis política de la dimensión y factura como la que vive el sistema de gobernación en Westminster.

Sin haber acometido ningún preparativo para la victoria del ‘brexit’ tras haber convocado una consulta con una pregunta binaria, el Gobierno se ha inmolado y en el cráter sólo se divisa la nueva unidad de funcionarios que ha comenzado a recolectar tratados, leyes, normas que se verán afectadas, y que prepara los informes para el futuro Ejecutivo que negocie con la UE.

El ministro del Gabinete, Oliver Letwin, explicó en el Parlamento el martes que una tarea prioritaria es adiestrar a jóvenes funcionarios ambiciosos en la negociación de tratados comerciales, sin descartar que tenga que contratar otros de firmas privadas. Y explicó también cómo ha comenzado ese grupo de su ministerio a preparar el futuro.

No ha comenzado por el tejado, definido en este caso como las estaciones terminales: acceso completo al mercado común, acceso reducido pero con mayor control de inmigración. Han empezado por la base: cómo quedaría la administración y la economía británicas si tuviesen que adoptar las reglas de la Organización Mundial de Comercio para sus relaciones mundiales.

Esa metódica parsimonia que ha dado prestigio al Estado británico es boicoteada por el ministro de Hacienda, George Osborne, reacio a la convocatoria del referéndum para salir de la Unión Europea, pero luego azote de los ‘brexiters’. Indignó a todos y arruinó cualquier posibilidad de sustituir a David Cameron con su amenaza en vísperas de la consulta de un presupuesto extraordinario de recorte del gasto y aumento de impuestos.

Tras la derrota personal y política, anuló la amenaza y ha anunciado ahora lo contrario, el abandono del objetivo de alcanza un superávit fiscal en 2020. Para confirmar que muchas desgracias en el mundo ocurren por la incapacidad de los hombres de estarse quietos, añadió esta semana que, en vez de reducir el impuesto de sociedades del 20% al 17 % en 2020, lo rebajará al 15%.

Mientras los funcionarios preparan en sus subterráneos los informes esenciales para la negociación y el ministro de Hacienda coquetea con los ‘brexiters’ libertarios y enoja a los aún socios europeos, el centro del sistema es el gobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, que sí tenía un plan para paliar los riesgos que había previsto y que cree que ahora «comienzan a cristalizar».

El cierre a la retirada de capital de seis fondos de inversión en edificios y plantas comerciales – M&G, Aviva, Standard Life, Henderson, Canada Life y Threadneedle, con cerca de 15.000 millones de capitalización – se achaca, como el descenso de la libra, a un movimiento de desconfianza por el futuro de la economía. Tal y como en 2007.

Estabilidad financiera

Carney se ha ocupado esta semana de asegurar la estabilidad del sistema bancario. Sobre su fortaleza, recordó que el capital agregado ‘Tier 1’ de los grandes bancos británicos es del 13,5%. Recordó también que han sido sometidos a pruebas recientes de estrés con el doble de pérdidas hipotéticas que las encajadas entre 2007 y 2008. Y que tienen activos líquidos cuatro veces superiores a los que poseían entonces.

Para añadir liquidez al sistema, el banco central ha cancelado además el compromiso contraído con el Banco de Pagos Internacionales para que las instituciones supervisadas destinen a reservas el 0,5% de sus beneficios. Y asegura el supervisor que esa liberación de unos 165.000 millones de euros no se destinará al reparto de dividendo.

El ‘brexit’ no ha originado una catástrofe, pero sí una colosal incertidumbre, que se prolongará hasta que haya alguien en el Gobierno inglés capaz de orientar el futuro, y más allá. Una encuesta entre 142 fondos de capital riesgo y capital inversión ha revelado, según el Financial Times, que el 7% está pensando en trasladar su sede a otro país de la Unión y que el 17% no está seguro de si debe moverla.

Mientras París emite señales para atraer instituciones de la City, los accionistas de la Deutsche Börse tienen que decidir si confirman la fusión con el London Stock Exchange, cuyos socios la han reafirmado tras el ‘brexit’. Luis de Guindos, por su parte, busca rédito en competencia con otras capitales: llevarse las sedes de la Autoridad Bancaria Europa o la Agencia Europea del Medicamento, ahora en Londres.

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