El presidente de EE UU, Barack Obama, descartó volver a actuar por su cuenta para regular el sistema de inmigración durante el tiempo que le queda en el poder y dijo que ahora corresponde actuar al Congreso, por lo que confió en que el asunto cobre fuerza en la campaña para las presidenciales de noviembre. Obama lamentó el fallo del Tribunal Supremo que empató en su decisión sobre las medidas migratorias emitidas por el mandatario y dejó en el limbo a casi cinco millones de indocumentados.

«El hecho de que el Supremo no pudiera tomar una decisión (…) nos aleja del país en el que aspiramos convertirnos», afirmó Obama en una declaración en la Casa Blanca después de conocer una decisión judicial que «rompe el corazón de millones de inmigrantes que han construido sus vidas aquí, que han formado familias aquí, que confían en tener la oportunidad de trabajar, pagar impuestos y contribuir a este país».

«He llegado al límite de mi capacidad ejecutiva. Ahora necesitamos que el Congreso actúe», agregó el presidente, que no pudo sino admitir que las cámaras, controladas por los republicanos, «obviamente no van a aprobar» una reforma migratoria que resuelva el problema de los once millones de indocumentados que se calcula viven en EE UU.

El presidente subrayó que la decisión del Supremo no afecta al alivio a la deportación que concedió en 2012 a los jóvenes ‘soñadores’ (indocumentados que cumplían ciertos requisitos), algo que ha «cambiado la vida de más de 730.000» personas. Sí quedan congeladas las medidas de 2014 para proteger también de la expulsión a padres cuyos hijos tuvieran la residencia permanente o la ciudadanía estadounidense. El fallo del alto tribunal mantiene el bloqueo dictado por una corte anterior, de Nueva Orleáns, aunque no establece ningún precedente legal que pueda afectar a todo el país.