Janne Teller pone al lector en la piel del refugiado

La autora danesa narra el drama de una familia europea que huye a Egipto en «Guerra», su último libro

ABC, , 21-06-2016

«Preferiría con creces un mundo donde este libro no fuera necesario». Janne Teller (Copenhague, 1964), escribió en 2002 un artículo para una revista que se acabaría convirtiendo en «Guerra» (Seix Barral), libro que recientemente se convirtió en la excusa perfecta para que visitara la Feria del Libro de Bilbao. Han transcurrido casi tres lustros, pero lo que escribió entonces se encuentra, y «es triste», como subraya la propia autora, de plena vigencia. Porque «Guerra» propone al lector ni más ni menos que ponerse en la piel de un refugiado; de una familia que, a causa de la guerra, huye de su país.

Para conferir una mayor carga de profundidad (todavía) a la propuesta, la autora danesa concibe una realidad en la que los protagonistas son una familia acomodada, de clase media, de un país del primer mundo, que logra escapar a Egipto. Escrito en segunda persona, para apelar con más fuerza al lector, Teller ha ido adaptando el texto a cada país donde se ha ido publicando, introduciendo pequeños matices para respetar sus diferentes idiosincrasias.

[Pincha aquí para leer el primer capítulo de «Guerra»]

«Lo escribí específicamente por la situación de Dinamarca», explica en un hotel bilbaíno durante la charla que mantiene con ABC, tras una rueda de prensa en la que lamenta que los refugiados se han convertido en «números, estadísticas». Rememora cómo a principios del siglo XXI determinados sectores políticos daneses lograron réditos electorales «usando una técnica manipuladora, de culpar de todo a los refugiados, particularmente musulmanes, pero extranjeros en general. Incluso españoles. Fue muy desagradable que un país como Dinamarca, que solía ser un país liberal y tolerante, se volviera de pronto así. También escuché a mucha gente bien educada, normalmente tolerante, descender al mismo lenguaje, muy despectivo».

«Yo misma vengo de una familia de refugiados, dentro de Europa [es de ascendencia austro – germana]. Tenía sentimientos muy fuertes acerca de esto. Y pensé: ‘¿Cómo puedo hacer que la gente sienta lo que es ser un refugiado?’. Por eso lo escribí», explica. Y añade: «Tengo una extraña paradoja con el libro. Por supuesto, estoy muy feliz de que se haya vendido tanto, se haya leído en todas partes y la gente lo encuentre útil, pero al mismo tiempo me entristece que sea necesario».

Aunque trabajó durante años en la resolución de conflictos humanitarios, Teller es tajante: «No soy una política». En 1995 dejó su carrera en la ONU para dedicarse de lleno a la literatura, y es desde este campo desde el que se ha propuesto aportar su granito de arena: «Siento que puede proporcionar comprensión y empatía. El rol de la literatura no es encontrar soluciones políticas. Lo que puede hacer es ofrecer una visión de lo que supone ser otro ser humano. Cuando entendemos algo mejor también podemos adoptar mejores decisiones. Mi esperanza es que la gente que está en contra de los refugiados también lo lea. Que entiendan que no puedes básicamente arrojar a la gente en medio del Mediterráneo».

Teller insiste en que muchos ciudadanos europeos necesitan una «sacudida» que les abra los ojos ante este problema, y a la pregunta de cuál es la causa, la palabra que más utiliza es «comodidad». «En Europa la gente que ha recibido una buena educación no tiene que luchar para sobrevivir. Sé que ha sido diferente en España y Grecia últimamente, pero no tienen que luchar. No es que les culpe. La gente olvida, cuando está cómoda, lo que es sentirse amenazada». «Quizás es fácil sentirse seguro y cómodo y percibirlo como algo lejano, cuando ves gente que llega con nada, dos bolsas de plástico, medio ahogados, pero exactamente podríamos ser nosotros. Muchos de estos refugiados, particularmente de Siria, son familias de clase media que tenían buenas vidas, sólidas, antes de la guerra. Cualquiera de nosotros podría verse en esa situación», remacha.

En la búsqueda de culpables, la clase política aparece en el primer lugar de la lista. Porque Teller está convencida de que la crisis de los refugiados podría haberse previsto. Pero aclara: «No es que los políticos sean estúpidos, no todos al menos. Creo que el problema es que ningún político puede pensar mucho más allá de las siguientes elecciones a la hora de tomar decisiones. Porque entonces no saldrán elegidos. Realmente depende de nosotros, la sociedad, el pensar de forma diferente, porque somos los que ponemos a los políticos en el poder. Si pensamos a largo plazo, ellos pensarán a largo plazo».

Se declara «optimista, pero no de forma ingenua», y augura que «veremos cómo empeora la situación en Europa», pero al tiempo se fascina con «mucha gente anónima, también gente que tiene muy poco, que ayuda a los refugiados y a mantener una Europa abierta». E insiste: «Podemos ayudarles a tener más esperanza si acudimos a ellos con este pensamiento: ‘este podría ser yo, mi hermano, mi primo’. Y tratar a la gente en consecuencia».

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