Refugiados que luchan contra el odio en YouTube
La Vanguardia, , 20-06-2016El vídeo comienza con un hombre aparentemente detenido y sentando ante lo que parece ser un interrogatorio policial. Se declara culpable de haber dado azúcar a ancianos y a niños sabiendo que no es bueno para su salud. Se culpabiliza de haberles generado dependencia porque es un negocio “y quiero que vuelvan a comprar más”. Azúcar en alemán es Zuckar, el nombre del canal de Firas Alshater –el protagonista del vídeo – , un refugiado sirio que se ha convertido en una estrella en YouTube desde Berlín. El vídeo del tráfico de azúcar de Alshater no termina de modo inocente. Mirando a cámara con una graciosa diadema de orejitas de gato nos devuelve a la realidad y dice: “No toméis el mal rumbo que he tomado yo. No hagáis sátira. El régimen de Assad ha matado a gente por hacer esto en Siria”.
Vídeo sobre el tráfico de azúcar de AlShater:
Desde su canal, este hombre que fue encarcelado durante las revueltas de la primavera árabe explica a los alemanes cómo son los sirios y, a los sirios recién llegados, cómo integrarse en Alemania. Pero no es la única persona que emplea esta plafatorma de vídeos para explicar su propia historia. Los impactantes vídeos de la ONG Provida Open Arms, las crónicas de Refugee.tv – la primera televisión hecha por y para refugiados – o las charlas testimoniales TED en primera persona son otros ejemplos que han proliferado en la red en menos de un año. No es para menos, ya que hay más de 65 millones de refugiados en el mundo, según el informe Tendencias Globales, el documento anual del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (Acnur), hecho público hoy, Día Mundial del Refugiado. Las personas desplazadas son cada vez más –es el quinto año consecutivo – y, por tanto, es lógico que en internet hayan aumentado las historias personales y llamamientos para tratar de concienciar sobre este problema humanitario desde cualquier rincón del mundo.
“Queman casas de refugiados, la gente se vuelve violenta, soy de Siria y ya he visto suficiente odio para toda la vida –dice el youtuber Alshater – . Esto no debería pasar en Alemania. No se puede combatir el odio con el odio. Pero sí con el humor”. En 2014, este joven de espesa barba y tejanos decidió ponerse ante una cámara para explicar su historia como refugiado afincado en Alemania. No era nuevo en ello, ya que en Siria se dedicaba al mundo audiovisual hasta que –según él mismo ha explicado – fue “encarcelado y torturado” durante la primavera árabe. Se marchó a Berlín y actualmente utiliza el humor y la sátira para explicar su situación y la de su país. Pretende ayudar a los sirios a integrarse en Alemania y explicar las costumbres sirias y musulmanas a los alemanes. Por eso hizo un vídeo despejando dudas sobre el Ramadán y otro en el que mostraba que, de la misma forma que hay alemanes xenófobos, también hay otros que desean ayudar y acoger a refugiados.
¿Cómo consiguió Alshater la atención internacional? Ofreció su primer hit en 2014, el día que se plantó en la Alexanderplatz con un cartel que decía: “soy musulmán, estoy catalogado como terrorista. Yo confío en ti. Si confías en mí, dame un abrazo”. Había visto esta idea antes en internet. “Esperé y esperé y, después de algunos intentos, algunas personas comenzaron a darme abrazos. Primero uno, y otro, y otro… Aprendí que los alemanes necesitan más tiempo, pero cuando comienzan algo luego no pueden parar, por eso creo que la integración será un éxito”, afirma Alshater en su vídeo, mirando fijamente a cámara y hablando en alemán. Entonces se comenzó a hablar de su canal. Llegó The Guardian y la BBC.
Su canal profesional, Zukar, abierto en septiembre de 2015, cuenta con más de 18.000 suscriptores y más de un millón de reproducciones. También tiene Facebook, Twitter, Instagram y Google+, cuentas en las que expone su proyecto, que consiste en pedir donaciones para seguir realizando su trabajo de concienciación sobre los refugiados, rompiendo de paso barreras sociales, políticas y culturales. Cualquiera puede colaborar financiando sus acciones vía crowfunding.
Resulta imposible que deje indiferente a nadie el impactante vídeo que muestra en YouTube la ONG Proactiva Open Arms, conocida por ser la organización de Badalona que ayuda en Lesbos desde el pasado otoño. El vídeo, subido a la red en noviembre de 2015, traslada inmediatamente al espectador a bordo de una de sus zodiacs de rescate en la costa de Lesbos, cubriendo también un naufragio en mar abierto con momentos de absoluta tensión y desasosiego sin filtros. Es su segundo vídeo más visto. El primero es un homenaje al equipo que trabaja en las costas griegas.
El poder de la imagen se ofrece, también, en Refugee.tv, el primer canal de televisión hecho por y para refugiados. Bajo el slogan “la otra perspectiva”, este medio de comunicación nacido en Europa funciona no sólamente para explicar la crisis de quienes escapan de la guerra buscando asilo, sino también para que los periodistas y profesionales audiovisuales que huyeron de sus países puedan tener un nuevo trabajo. Son periodistas que proceden de Afganistán, Siria, Somalia o Nigeria.
En el canal muestran la situación en campos de refugiados, así como datos y entrevistas realizadas en diferentes ciudades europeas. Afirman que “Refugee.tv es un canal de televisión hecho por refugiados y es un acto de empoderamiento. Los reporteros de Refugee.tv llegaron a Europa como refugiados y ahora han creado su propio canal de televisión”.
En uno de sus vídeos –publicado durante las últimas Navidades – , un equipo de reporteros sale a las calles austríacas para preguntar a los ciudadanos si sienten miedo de los refugiados, encontrándose con respuestas dispares en su experimento. “No me asustan, son muy buena gente”, dice una estatua humana; “han sufrido mucho en sus países y es nuestro deber darles un lugar”, dice otro chico. “No me dan miedo –dice un hombre – sólo me preocupa cómo se está llevando la situación, nada profesionalmente”. Otro ciudadano dice “prefiero no hablar de esto en televisión”; otro justifica sus reticencias diciendo que “creo que no hay gente bien integrada en Austria y en Alemania” y un señor de edad avanzada no ve nada malo en priorizar las necesidades de los austríacos para luego atender la de los extranjeros. “Es normal, ¿no le parece?”.
Cuando Estado Islámico se apoderó de la ciudad de Raqqa en 2014, unos amigos que vivían allí se reunieron y tomaron una difícil decisión. Mientras casi todo el mundo se marchaba de Siria, ellos decidieron quedarse. Abrieron cuentas en YouTube, Twitter y Facebook y comenzaron a tomar fotografías de crucifixiones, lapidaciones y ejecuciones perpetradas por Daesh y las subieron a internet bajo el nombre Raqqa is Being Slaughtered Silently (RBSS) – (Raqqa está siendo sacrificada silenciosamente) – . Declarados independientes, también se han hecho eco de “las atrocidades cometidas por el régimen de Bashar Al – Assad”. Hoy son claros referentes de valor y testimonio directo de lo que sucede en la ciudad y sus inmediaciones.
“Un grupo como ISIS, que ha hecho cosas tan terribles en el mundo, y no ha podido parar a unos adolescentes”, dijo recientemente uno de estos chicos en una entrevista a la BBC. Decidieron fotografiar y grabar todo lo que acontecía a su alrededor y subirlo a la red para que llegara a todo el mundo. Muchas de sus fotografías y vídeos son durísimos y advierten de ello, pero es su forma de mostrar la realidad sin filtros. Otro de los activistas explica que “no encontramos una manera de combatirles, así que lo hicimos online”.
Un lugar de encuentro de fascinantes historias de superación son los canales TED. Una de las charlas más esperanzadoras es la de Tulsa Gautam, una bellísima joven que empieza su conferencia diciendo algo tan definitivo como que “los primeros 15 años de mi vida los pasé en un campo de refugiados”. Tulsa nació en un campo de refugiados de Nepal, después de que sus padres “huyeran de la persecución religiosa en Bhután”, sitúa. Tulsa recuerda que allí los niños morían cada día debido a la falta de comida, agua limpia, protección o ropa. Comezó a ir a una escuela que estaba a 30 minutos caminando de su casa y, pese a ese esfuerzo diario, entendió que la educación era lo único a lo que podía aferrarse para tratar de salir de aquella situación e iniciar una nueva vida. Aprendió a leer y escribir y dijo a sus padres que lo que quería en la vida era ayudar a las personas enfermas. “La mayoría de los refugiados son mujeres y niños, y es terrible saber que los más educados son los que corren mayor riesgo de ser secuestrados y derivados al tráfico de personas. De hecho, yo corrí ese mismo riesgo, pero logré escapar”. Tulsa y su familia pudieron marcharse ya que siete países decidieron abrir sus puertas a los refugiados. En 2009, ella y su familia pudieron rehacer sus vidas en Australia. Allí, la joven logró óptimas calificaciones en sus estudios y hoy es asistenta de Enfermería en el Hospital Cairns. “Si yo puedo, tú también”, promete a quien la escucha, recordando con su historia a los dirigentes políticos que lo que un refugiado busca es tener una vida normal.
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