Ángel García Rodríguez sacerdote y fundador de mensajeros de la paz

“El dolor físico duele y afecta a la felicidad, pero lo que sobre todo nos duele es la soledad”

Diario de Noticias, Andrea Apezteguia Unai Beroiz, 03-06-2016

pamplona – El sacerdote Ángel García Rodríguez, conocido como el padre Ángel, fue ayer el encargado de dar comienzo al XIII Congreso de la Sociedad Española del Dolor, que se celebra del 2 al 4 de junio en Pamplona. Refiriéndose al marco social del tema central del acto, el padre Ángel, fundador de la ONG Mensajeros de la Paz, hizo hincapié en que “hay otros dolores además de los físicos que duelen más” a la sociedad así como que “los inmigrantes y los refugiados” son las realidades que más preocupan a la población actual.

Desde la fundación de Mensajeros de la Paz en 1962, ¿cómo han cambiado los problemas que antes “dolían” a la sociedad hasta ahora?

- Lo que a la gente le duele sobre todo es la soledad, antes y ahora. Hay muchos dolores en la vida, a parte de los dolores físicos como el no ser atendido, el que no te llamen el día de tu cumple años y que no te correspondan con el cariño que uno da. Lo que hoy también duele a la sociedad y preocupa es la inmigración y los refugiados. Esto es porque este problema ya existía hace años pero no con tal magnitud.

La dramática situación de los refugiados es un problema que genera malestar a nivel mundial, pero ¿cuales diría que son a nivel estatal?

- Fundamentalmente es el desempleo, que es el origen de toda esta situación y el problema más grande que tiene España. Los afectados no quieren misericordia o que les compadezcan. Si hubiera empleo desaparecerían un montón de problemas, como la falta de vivienda, de no poder educar a tus hijos, no tener luz y agua. Por eso, hoy todos los políticos que intentan ganar votos apelan a crear puestos de trabajo, ojalá sea verdad. No hay duda de que la situación va a mejor en comparación con hace dos años, pero aún no está bien. Todavía hay mucha gente que no tiene empleo o que no tienen techo, o demasiada gente que no tiene en la nevera algo para poder dar de comer a sus hijos. Esto sigue existiendo y no lo podemos negar, pero también hemos de ser conscientes que vamos mejorando y queremos mejorar, y que esto no es gracias solo a los políticos sino que lo estamos consiguiendo entre todos. Un mundo mejor es posible y el de hoy es mucho mejor que el de hace 100 años, y el que dejaremos a nuestros hijos va a ser un mundo mejor del que tenemos ahora nosotros. Por ejemplo, se conseguirán medicamentos y habrán investigaciones para enfermedades por las que todavía hay gente que fallece.

A los afectados por estos problemas que ha mencionado, ¿en qué medida estas dificultades les impiden ser felices?

- Hemos nacido para ser felices y no para sufrir, y no es cierto, diga quien lo diga, que cuanto más se sufra aquí, más felices seremos en el otro mundo. De eso nada. Hemos nacido para ser felices aquí y allá, y tenemos la obligación de también hacer felices a los demás, queriéndoles y dejándonos querer por ellos. El dolor físico a veces no afecta a la felicidad tanto como puede llegar afectar otros dolores como el desconocimiento, el desprecio, de que nadie te quiera o no tengas a nadie a quien querer. Incluso con dolores agudos, conocemos personas que son felices y que tienen una mano amiga, que cuando una persona está muriendo, esta la esta acariciando. En ese momento, el enfermo está siendo feliz porque tendría mucho más dolor si se muriera solo. Es muy importante el acompañamiento y el amor de los demás a lo largo de la vida.

En relación con los refugiados, usted ha podido visitar Lesbos, donde Mensajeros de la Paz también actúa, ¿cuál cree que es la solución ha esta situación?

- Hoy creo que el dolor que tiene la sociedad y que debe tener, en palabras del papa Francisco, es el de los refugiados. La comunidad europea sigue sin hacer caso, sin poner toda la voluntad posible para poder acoger a los que piden asilo. La situación que estamos viviendo con los refugiados es de escándalo, de ruina y de vergüenza. Se tienen que dejar de hacer tanta fotografía y de tantas reuniones en Bruselas, y que vayan a los campos de refugiados y a las fronteras a reunirse. Algunos de los políticos que han ido, han vuelto convencidos de otra forma. Sobra que algunas de las autoridades digan que es un “buenísimo” lo que algunos intentamos hacer, queriendo curarse en salud. Lo que uno intenta hacer es una justicia y es una poca de misericordia lo que uno está pidiendo para poder hacer por los demás.

¿Qué opina sobre las reformas que está realizando el papa Francisco desde que fuera elegido en 2013?

- Ojalá encontráramos políticos que amarán a Dios y a los hombres como lo hace él. Lo que está haciendo el Papa es una bendición. Ha revolucionado la Iglesia sin necesidad de armas, muchos decretos o de hablar siempre de condenas. Su éxito está en seguir con los mismo zapatos con los que era cura, obispo y cardenal. No ha cambiado ni de manera de pensar, siempre ha creído que los pobres deben de ser los preferidos de la Iglesia.

Además de ser el fundador de Mensajeros de la Paz, también lo es de la primera iglesia, San Antón, a nivel estatal que está abierta las 24 horas. ¿Cómo surgió la idea?

- Es una iglesia como el papa Francisco quiere, que esté abierta las 24 horas y donde puedan entrar también a aquellos, que a veces tenían casi prohibido entrar en la iglesia o no se les admitía porque no estaban canónicamente casados o no se les podía bautizar a sus hijos. Una iglesia como ese tipo de hospital de campaña que siempre el papa reivindica.

La oración que dedicó a su gran amigo Pedro Zerolo, miembro del PSOE que falleció en 2015 tras un cáncer de páncreas, creó cierto revuelo. ¿Qué ocurrió?

- Primero me fui a despedirle en el ayuntamiento que estaba y después, cuando quise hacer yo una oración por él, se mal interpretaron las palabras y los hechos, porque allí hubo un pastor que era gay y que habló muy bien pero con una estola de colores. Alguien quiso distraer y hacer pensar que allí estábamos haciendo una oración macabra de una oración preciosa pidiendo por él y haciendo un homenaje de su vida.

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