Un mar tranquilo y un viento suave del sur favorecen desde hace días el flujo masivo de inmigrantes desde Libia hacia las costas italianas. De momento, no se ha producido el temido desvío de sirios o afganos bloqueados por el cierre de la ruta de los Balcanes. De hecho, desde comienzos de este año la mayoría de los extranjeros que llegan a Italia proceden del oeste de África.

Las autoridades italianas calculan que si las condiciones meteorológicas continúan estables la marea humana irá a más. El almirante Enrico Credendino, responsable de la misión Eunavfor Med, cifra en unos 150.000 los inmigrantes que esperan en Libia una oportunidad para cruzar a Europa. «Entre un 30% y un 50% del Producto Interior Bruto de Tripolitania (territorio del noroeste del país) procede del tráfico de personas, con clanes tribales que se benefician» de estas operaciones, asegura el militar.

Según Credendino, el Estado Islámico, que en los últimos meses trata de consolidar sus posiciones en Libia, no tiene a sus miembros directamente implicados en las mafias de la inmigración, pero sí practica la extorsión entre los traficantes que operan en la parte del territorio controlada por los yihadistas.