Las excavadoras están
intentando borrar uno de los
lugares más representativos de
la ruta europea de los
refugiados: el campo
improvisado de Idomeni, un
barrizal en la frontera entre
Grecia y Macedonia en el que
han llegado a juntarse decenas
de miles de personas y en el que
aún quedaban ayer unas 8.400,
aunque hace unos meses llegó a
albergar a 12.000 solicitantes de
asilo, cuando su capacidad era
para sólo 2.500. Desde la
madrugada del martes, y con los
medios de comunicación
expulsados a tres kilómetros,
comenzó el traslado de 2.031
refugiados hacia centros de
acogida en Salónica. Hoy
seguirán los desplazamientos.
Según la policía, unas 100
personas decidieron no
montarse en los 42 autobuses
fletados y viajan hacia Salónica
a pie. No hubo incidentes
importantes, según los agentes
griegos. Fuentes humanitarias
aseguraran que los refugiados se
encuentran muy cansados.