La pobreza se hace crónica en Málaga
Solo el 16% de las familias que hacen uso de los servicios de Cáritas logra remontar y prescindir de ellosSe triplica el número de personas que reciben ayuda de las parroquias desde hace más de tres años porque la necesitan pese a encontrar empleo
Diario Sur, , 24-05-2016La crisis sigue mostrando su cara más dura en los casi treinta mil hogares malagueños que se ven abocados a hacer uso de las ayudas que concede Cáritas en toda la provincia y Melilla para poder tener acceso a lo más básico: comida, algo de dinero con el que poder pagar la luz o el alquiler y ropa. Las estadísticas que apuntan que algo está empezando a remontar en sectores comerciales e inmobiliarios quedan aún lejos de la cruda realidad de quienes acuden a diario a las parroquias de la diócesis para pedir auxilio por verse inmersos en una situación de escasez que nunca imaginaron que podría tocarles. El año pasado fueron un total de 27.560 las familias atendidas, según la información que ayer ofreció Cáritas Diocesana, que presentó su memoria de actuación relativa al año pasado. Ese dato supone un incremento del 55% respecto al de 2014.
En el transcurso de la presentación de la memoria de Cáritas, el vicario de la diócesis para la Acción Social, Gabriel Leal, criticó las escasas medidas adoptadas por ahora por las administraciones públicas para acoger a familias refugiadas de los países de Oriente Medio . «No se puede ir con la lengua por delante y que los hechos desmientan lo que se dice. Ya está bien de utilizar a los pobres. No me puedo creer que, en Málaga, las instituciones no tengan nada que ofrecer», aseveró Según informó, el Obispado tiene a disposición de las familias de refugiados 42 alojamientos en el convento de las Mínimas de Antequera, que ya no está siendo ocupado por estas religiosas y lo ofrecieron para las personas desplazadas por los conflictos bélicos, ocho en un edificio recién reformado junto al santuario de la Victoria y cinco en la antigua Casa del Niño Jesús, en la calle Pozos Dulces. Además, hay particulares que han ofrecido pisos. Por el momento, solo están ocupados tres alojamientos de la Casa del Niño Jesús por parte de otras tantas familias procedentes de Siria, mediante la coordinación con el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla.
De las personas que recibieron algún servicio de acogida, ayuda directa o acompañamiento por parte de Cáritas –incluidos de formación–, el 32% acudieron por vez primera a los servicios de esta entidad de la Iglesia (en 2014 representaron un 18% quienes se incorporaron), y el 52% lo llevan haciendo desde hace más de tres años, porcentaje que el año anterior suponía la mitad, el 26%. El número de personas en esa situación de pobreza ‘crónica’ por ahora se triplicó al pasar de unas 4.700 en 2014 a más de 14.300 en el año 2015.
‘Trabajadores pobres’
Por otro lado, solo un 16% de familias logran mejorar su situación y deciden dejar de acudir a las oficinas de Cáritas. Para su director, Francisco José Sánchez, esto demuestra que «pese a que parece que estamos saliendo de la crisis en algunos ámbitos, hay muchas personas que aún no han logrado salvar la situación de necesidad a la que se vieron abocados por ella». «La clave sigue siendo el empleo, son muchas las dificultades de las personas para encontrar un trabajo y hay quienes, pese a encontrarlo, siguen necesitando la ayuda de Cáritas para cubrir sus necesidades básicas porque el salario que reciben no les da, son los que podríamos denominar ‘trabajadores pobres’», señaló.
Para Sánchez, que un 16% de familias hayan logrado dejar de recurrir a las ayudas de la Iglesia para poder subsistir significa «haber ganado la Champions porque han mejorado no solo porque les hayamos dado algo, sino porque les hemos acompañado en el sufrimiento, y les hemos aconsejado sobre cómo administrarse».
No obstante, la tarea de Cáritas sigue siendo incesante. Las respuestas y acciones que ofreció en 2015 sumaron un total de 102.079, lo que supone un 10% más respecto al año anterior. Todo ello, con un presupuesto de casi ocho millones de euros, de los que más de la mitad proceden de socios y donantes, cuyas aportaciones aumentaron un 4%; y gracias a la labor desinteresada de 1.349 voluntarios a los que se suman 148 empleados de los que 112 trabajan en centros para mayores y personas sin hogar.
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