Una vez más se ha vuelto a demostrar que la grandeza de una persona se mide por su trabajo. De jugar con siete hermanos en un barrio pobre y casi marginado, a ser una de las personas más importantes de Reino Unido: alcalde de Londres. Sin embargo, no debemos centrarnos en Sadiq Khan como alcalde, sino como un inmigrante más que ha cumplido su sueño gracias al trabajo y el sacrificio (el suyo y el de su familia). Y por si no bastara con todo ese sufrimiento, ahí está la oposición del partido más radical que, lógicamente, no le quiere en la cúspide del gobierno de Londres. Por lo menos a mí me da una lección de humildad y me hace ver que, aunque seas inmigrante, y sea cual sea tu raza, no debes rebajarte nunca. Con trabajo se consigue todo, porque en el trabajo no hay razas.—