«Los Derechos Humanos son lo último que tiene en cuenta la Unión Europea». Catedrático de Filosofía del Derecho de Filosofía de la Política en el Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia, Francisco Javier de Lucas se muestra contundente al decir que «la crisis de los refugiados es una mentira. Lo que hay es una crisis de voluntad de los estados miembros».

- ¿Se puede hablar de Europa sin hacer referencia a los refugiados?

- Claro que no. En este momento hay una serie de acontecimientos que ponen de manifiesto probablemente la que es la crisis más grave de la Unión Europea. Creo que hablar de la crisis de los refugiados es una gran falacia. Es el síntoma de otros problemas mayores, como el incumplimiento del sistema internacional de protección de quienes necesitan asilo.

- En su opinión la expresión ‘crisis de refugiados’ no es correcta. ¿Cómo califica lo que está sucediendo?

- Lo que hay es una crisis de la voluntad de los estados miembros de ser fieles a los principios básicos del proyecto de la Unión Europea. Me refiero a cuestiones elementales como el principio de solidaridad y, sobre todo, el cumplimiento de los principios y reglas del Estado de Derecho. Estamos asistiendo a un fraude por parte de estos gobiernos, ya que no cumplen con sus obligaciones jurídicas respecto al derecho internacional de refugiados, que son obligaciones tan vigentes como cualquier precepto del Código Penal o del Código Civil. Hablo de una falacia porque España ha hecho todo lo posible por boicotear un sistema común y obligatorio de asilo. En realidad, los refugiados están en crisis permanentemente. La guerra siria lleva cinco años y no hemos hecho nada por pararla.

- En septiembre de 2015 se dijo que España acogería 17.680 personas. Solo han llegado dieciocho. ¿Por qué motivo no se cumplen los acuerdos inicialmente alcanzados?

- Porque el Gobierno no tiene la más mínima voluntad de cumplir con las obligaciones jurídicas. España mantiene una posición insolidaria porque burla el Derecho Internacional. Trata de utilizar el refugio y la inmigración como argumentos electorales partidistas en las campañas electorales. ¿Por qué todo eso? Habría que preguntárselo a Rajoy o a García-Margallo, por ejemplo. En términos comparativos, Líbano tiene 1.100.000 refugiados con una población de cuatro millones. Si siguiéramos esa proporción en España habría que recibir trece millones de refugiados.

- ¿Se va a prolongar mucho en el tiempo esta situación?

Lo que los europeos llamamos crisis es solo una gota de todo el problema. Pensar que esto se va a resolver en dos días no tiene mucho sentido. Vamos a tener más refugiados, sobre todo relacionados con la crisis medioambiental. No son refugiados en sentido estricto, pero son personas que van a necesitar irse de donde están y encontrar una protección.

¿Qué piensa sobre el acuerdo de Turquía?
Pienso lo mismo que las Naciones Unidas. Es un acuerdo ilegal porque viola el principio básico de derecho internacional del refugiado. También es ilegítimo, ya que se ha adoptado a espaldas de la ciudadanía europea. Además es inmoral. Turquía es cada vez un país menos seguro, no ya solo para estas personas, sino para cualquiera. Es un acuerdo indeseable.

¿Dónde quedan en estos casos los Derechos Humanos?
Son lo último que tiene en cuenta la Unión Europea y era lo primero que tenía que haber exigido. Lo más grave es que tampoco tiene en cuenta las obligaciones jurídicas, las mismas que tenemos cuando hay que cumplir un contrato con la persona a la que compramos algo, si no le pagamos habrá acciones contra nosotros. Eso es lo que pasa con la mayoría de países europeos, que cuando hay que comprobar su compromiso real con los Derechos Humanos fallan.

¿Se pone así en peligro el Derecho Internacional de Asilo?
Sí. Hay elementos inaceptables como su mercantilización. Recordemos la ley que aprobó el parlamento danés explicando que los demandantes de asilo que sean reconocidos como tal pagarán una parte de su derecho.

¿Se ha superado la xenofobia?
No. La xenofobia no aparece por milagro, pero no está desapareciendo. Hay grupos políticos que quieren ese caldo de cultivo para poder manejar políticas migratorias o de asilo. Los medios de comunicación también tienen un papel muy importante. No hay más que mirar a lugares como Finlandia o Dinamarca para saber que vivimos en un momento gravísimo de incremento de la xenofobia.