«Naufragamos, nadamos tres horas, perdimos a Osman»

Ata Mohamed describe los momentos más angustiosos de la desesperada travesía con su familia para huir de Agfanistan

Las Provincias, J. A. M. , 12-05-2016

La salud y el futuro de Osman en una Kandahar empobrecida por la guerra fue lo que empujó a los Ahmad a jugárselo todo a una carta. Tal y como ya avanzó el padre a LAS PROVINCIAS, los enfrentamientos con talibanes, los continuos atentados y la precaria asistencia para un niño enfermo «nos empujó a huir».

Fue una decisión dura. Con riesgo y costes. Ata Mohamed y Palwasha dejaron allí a sus padres, los abuelos de Osman y su hermanos. «Contactamos con ellos en Grecia, luego en Turquía… Aún no saben que estamos en España», explicó ayer el afgano en el Hospital La Fe.

Febrero. Los primeros momentos de la travesía, con rumbo hacia la frontera de Irán, fueron en coche. Pero por razones que no precisó, tuvieron que abandonar ese medio de transporte y continuar a pie en «agotadoras jornadas de 10 horas con el niño en brazos».

Y cuando se acabó el trayecto por Irán, llegó Turquía. Tras recorrer el país en similares condiciones de penuria alcanzaron al fin su límite por el oeste: la costa. Al otro lado, Grecia. Europa. La esperanza. Pero el mar, ese mar que ahora adoran en Valencia, estuvo apunto de costarles la vida.

«Íbamos en un barco. Había mucha gente. Naufragamos. La embarcación se hundió y tuvimos que nadar todos tres horas». El momento más duro fue cuando perdieron a Osman después del hundimiento «para luego descubrir que había sido rescatado y estaba en un hospital griego». Una vez más, la esperanza de estar todos vivos les abría un nuevo sendero.

Estaban ya juntos y en Europa, pero los problemas no terminaban. «Osman perdía peso, sufría ataques. Temíamos por su vida en muchos momentos». La nueva escala de los Ahmad fue el campamento de refugiados de Idomeni. Y su casa, una pequeña tienda de campaña para dos plazas. Bajo esa lona de tela, la familia fue descubierta y auxiliada en abril por cooperantes independientes y voluntarios de Bomberos en Acción. Ellos impulsaron lo que para los Ahmad es «un milagro».

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