En una breve comparecencia ante la prensa, el canciller federal de Austria, Werner Faymann, acaba de anunciar su dimisión de la Jefatura del Gobierno y de la Presidencia del Partido Socialdemócrata (SPÖ). Toma esta decisión, ha dicho, «asumiendo las consecuencias», solamente después de dos semanas de la primera vuelta de las elecciones a la presidencia de Austria, en la que su partido obtuvo un resultado históricamente malo.

Faymann ha hecho este anuncio inmediatamente después de una reunión con los presidentes regionales del partido y se ha esforzado por aclarar que «no se trata de quién tiene ahora mismo la mayoría en el partido, sino de quién es la persona indicada para responder a los grandes retos que nos plantean estos difíciles tiempos». Se refería sin duda al ascenso electoral de la formación de extrema derecha Partido Liberal Austríaco FPÖ, pero también ha mencionado explícitamente cuestiones como la lucha contra el paro, la lucha por la competitividad y la gestión de la crisis de los refugiados, que tantas críticas ha ocasionado a la actual coalición de gobierno.

«La pregunta que me he hecho a mí mismo y he trasladado a mis colegas es si tengo o no el pleno respaldo del partido, el gran y amplio apoyo necesario, y tengo que decirles que la respuesta es no, ese gran respaldo se ha perdido», ha dicho, por lo que «en consecuencia, dejo todos mis cargos».

Inmediatamente se han disparado todas las quinielas sobre el posible sucesor al frente del partido y el nombre más veces repetido a esta hora es Christian Kern, vicepresidente de la empresa austríaca de ferrocarriles Bundesbahnen y cuyas declaraciones acerca de la crisis de los refugiados han recibido una especial acogida por parte de la opinión pública austríaca.

La segunda vuelta de las presidenciales está prevista dentro de dos semanas y el candidato que más apoyo obtiene e las encuestas es el del FPÖ, Norbert Hofer. La dimisión de Faymann, por otra parte, puede terminar forzando el adelanto de las próximas elecciones parlamentarias, debido a que la gran coalición queda en una posición inestable.