«Sueño con una Europa donde ser emigrante no sea un delito»

El papa Francisco aprovecha la entrega del premio Carlomagno para reclamar a los Veintiocho una solución digna a la crisis de los refugiados

Diario Sur, DARÍO MENOR , 07-05-2016

Un latinoamericano se ha convertido en la principal conciencia de Europa. Lo reconocieron ayer los líderes de las instituciones europeas al entregar el prestigioso premio Carlomagno al papa Francisco en una ceremonia en el Vaticano en la que participaron el rey Felipe VI y el expresidente de Gobierno Felipe González, quien obtuvo este galardón en 1993. También estuvieron presentes la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, y los presidentes de los principales organismos europeos. El Pontífice no suele aceptar estos reconocimientos pero en esta ocasión hizo una excepción porque vio una oportunidad para tratar de corregir el rumbo del Viejo Continente. Lo hizo con un discurso en el que presentó su sueño para que Europa recupere sus raíces y sea un continente de puertas abiertas, humanista y defensor de los derechos humanos.

«Sueño con una Europa joven, capaz de ser todavía madre: una madre que tenga vida», dijo Francisco, dándole la vuelta a la crítica que lanzó en la sede del Parlamento Europeo de Estrasburgo durante su visita en noviembre de 2014. Entonces habló de una tierra «anciana, cansada y envejecida». Ayer Francisco retomó aquel discurso y lo actualizó, entrando de lleno en el mayor desafío que afrontan hoy los Veintiocho: la respuesta a la crisis de los refugiados. «Sueño con una Europa que se hace cargo del niño, que como un hermano socorre al pobre y a los que vienen en busca de acogida, porque ya no tienen nada y piden refugio. Sueño con una Europa donde ser emigrante no sea un delito, sino una invitación a un mayor compromiso con la dignidad de todo ser humano».

Esta última frase fue dicha para ser recordada, para quedar asociada a Jorge Mario Bergoglio cada vez que se haga una antología de sus intervenciones sobre este tema al que tanto espacio está dando en su pontificado. Irá unida a su crítica a la «globalización de la indiferencia» frente a la muerte y el sufrimiento de los inmigrantes que hizo en Lampedusa en julio de 2013, o al «no estáis solos» que les dijo a los residentes del campo de refugiados de Moria durante su visita a Lesbos el mes pasado. En una cita no tan redonda como las anteriores, también insistió ayer en la necesidad de apostar por la «cultura del diálogo» para que el emigrante sea visto como una persona «digna de ser escuchada, considerada y apreciada».

En su sueño sobre Europa, que escucharon en primera fila los presidentes de la Comisión, el Parlamento y el Consejo Europeo, Jean – Claude Juncker, Martin Schulz y Donald Tusk, respectivamente, Francisco instó ofrecer una alternativa a la «cultura del descarte» que tantas veces ha criticado y cuyas víctimas habituales son los más débiles. «Sueño con una Europa que escucha y valora a los enfermos y a los ancianos, para que no sean reducidos a objetos improductivos de descarte», comentó, acordándose a continuación de los jóvenes, para los que pidió trabajo digno y el «aire limpio de la honestidad».

Les invitó a que opten por «la belleza de la cultura y de una vida sencilla» en lugar de dejarse caer por «las infinitas necesidades del consumismo». Como podía esperarse debido al invierno demográfico en que se encuentran buena parte de los países europeos, Bergoglio aprovechó su discurso en la imponente Sala Regia del Palacio Apostólico del Vaticano para animar a la puesta en marcha de iniciativas que favorezcan la natalidad. Dijo que soñaba con una Europa en la que «casarse y tener hijos sea una responsabilidad y una gran alegría, y no un problema debido a la falta de un trabajo suficientemente estable». «Sueño con una Europa de las familias, con políticas realmente eficaces centradas en el nacimiento de hijos más que en el aumento de los bienes», pidió.

El sueño europeo de Francisco llegó precedido por este inquietante ‘ubi sunt’: «¿Qué te ha sucedido Europa humanista, defensora de los derechos humanos, de la democracia y de la libertad? ¿Qué te ha pasado Europa, tierra de poetas, filósofos, artistas, músicos, escritores? ¿Qué te ha ocurrido Europa, madre de pueblos y naciones, madre de grandes hombres y mujeres que fueron capaces de defender y dar la vida por la dignidad de sus hermanos?».

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