Un largo y complicado viaje de Kandahar a Valencia. Así podría resumirse el periplo vital de la familia Ahmad a lo largo de este año. Los días de penurias se transforman ahora en esperanza. La Generalitat y el Gobierno confirmaron ayer que el pequeño Osman, el niño refugiado de 7 años con parálisis cerebral que permanece con sus padres en el campamento griego de Idomeni, será trasladado la semana próxima a Valencia y asistido en el Hospital La Fe.

LAS PROVINCIAS contactó ayer telefónicamente con Ata y Palwasha, los padres del pequeño. Reunidos con sus hijos en su humilde tienda del campamento de Idomeni, «gracias» era la palabra más repetida. «Nunca podré agradecer lo que Valencia y España van a hacer por mi hijo», expresó Ata Mohamed. «Esto es algo grande, un gesto que trae esperanza a nuestra familia».

El viaje de los Ahmad comenzó en febrero. Huyeron de su ciudad, Kandahar, sumida en atentados y enfrentamientos militares contra talibanes. «Lo hicimos por Osman. En una ciudad en guerra con una sanidad muy mala estaba casi condenado a muerte», destacó el matrimonio. Caminaron tortuosamente por su país, Irán y Turquía. «Hicimos jornadas diarias de 10 horas, con el niño en brazos», relataron. Después, tras alcanzar la costa, cruzaron a Lesbos por mar. En su memoria resurge «ese terrible viaje de tres horas en un barco abarrotado». Tras jugarse la vida, llegaron a Atenas.

Finalmente, el 10 de abril recalaron en el campamento de refugiados de Idomeni, un improvisado océano de lonas y barro en la frontera con Macedonia, hogar de 1.400 refugiados. «Aquí el niño también estaba en riesgo de morir. Hemos pasado del frío invernal a un calor extremo. El humo de las hogueras, las malas condiciones saniatrias…», describieron los padres de Osman.

El matrimonio jamás había oído hablar de Valencia, pero están ansiosos por «empezar en la ciudad una nueva vida después de tres meses de peligro y sufrimiento». Calificaron a España como «un país solidario» y Ata ya sueña con la posibilidad de un trabajo como tapicero de coches, su empleo en Kandahar, «o de lo que sea». Mientras, Palwasha pretende volcarse con el cuidado de Osman y sus hermanos. «Y nos entusiasma poder ver el mar».

Fue ayer por la mañana cuando el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García – Margallo, telefoneó a la consellera de Sanidad, Carmen Montón, para comunicarle el inminente traslado del pequeño a Valencia. El ministro apuntó el miércoles la posibilidad de que el menor fuera atendido en el Hospital de Manises. Pero finalmente se ha acordado que sean los especialistas de La Fe quienes realicen una primera valoración de los problemas de salud del niño. Luego decidirán si es posible un tratamiento y el lugar o unidad más adecuado.

Últimos trámites

«El dispositivo sanitario está preparado», resumió Montón. La consellera resaltó que el caso de Osman es «específico» y recalcó que el presidente de la Generalitat ha pedido «muchas veces que lleguen ya estas personas que huyen de la guerra, la miseria y la pobreza». «Esperamos que los que tienen que venir lo hagan cuanto antes, pues somos una comunidad solidaria», insistió. Al mismo tiempo, la Conselleria de Igualdad y Políticas Inclusivas, con competencia asistencial, consultó por la tarde al Gobierno si autoriza que el departamento asista al resto de miembros de la familia, más allá del auxilio sanitario a Osman.

Mientras, siguen los trámites dimplomáticos y el papeleo entre embajadas. Como sólo el padre del niño conserva un pasaporte afgano, la solución va a ser proporcionar a la madre y a los tres hijos salvoconducto y visado para subsanar su situación de indocumentados. Si todo se desarrolla según lo previsto, viajarán juntos a Atenas, volarán a España con asistencia médica y llegarán a Valencia. Para los Ahmad, un futuro se abre. Otros miles siguen clamando humanidad a Europa.