Renzi intenta marcar la agenda a Bruselas

El primer ministro italiano pone de su lado a Merkel en su reclamación a la UE de una estrategia migratoria alejada del cierre de fronteras

Diario Sur, DARÍO MENOR , 06-05-2016

El primer ministro italiano, Matteo Renzi, quiere que su país crezca y tenga más peso en la Unión Europea y la crisis de los refugiados le brinda una oportunidad para conseguirlo. Junto a Grecia, Italia es la nación que más está sufriendo la ola migratoria que introdujo a más de un millón de personas en Europa en 2015 y a cerca de 200.000 en lo que llevamos de año, según los datos de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Afrontar en primera línea este desafío y hacerlo además con humanidad, ayudando a socorrer a los inmigrantes en las aguas del Mediterráneo central, le da a Roma la potestad para intentar corregir la respuesta que la UE está ofreciendo hasta ahora a esta crisis, una de las más graves desde su nacimiento.

Ese era precisamente el objetivo de las tres citas que tuvo ayer Renzi en Roma: tratar de marcarle la agenda a Bruselas. Lo intentó primero con el almuerzo que mantuvo con la canciller alemana, Angela Merkel; luego, durante la reunión con los presidentes de la Comisión Europea y del Parlamento Europeo, Jean – Claude Juncker y Martin Schulz, respectivamente; y más tarde, al volver a encontrase con ellos dos y con el presidente de Consejo Europeo, Donald Tusk, en una mesa redonda sobre el futuro de la UE. El lugar elegido por Renzi para el debate no fue casual: se trataba de la sala ‘Orazi e Curiazi’ de los Museos Capitolinos, un espacio de extraordinaria belleza y que forma parte de la historia europea. Sus impresionantes frescos fueron testigo en 1957 de la firma de los Tratados de Roma, pilares básicos en la construcción de la UE.

A Renzi le salió a cuenta invitar a comer a Merkel, pues la líder germana mostró una plena sintonía con la posición italiana respecto a la inmigración. «Hay que resolver el problema de manera distinta al cierre de las fronteras. No podemos cerrarlas. Debemos ser leales los unos con los otros», pidió la canciller. El primer ministro no podía esperar mejores palabras de su interlocutora, que respaldaba así la posición de Roma en su pugna con Viena, motivada por la construcción de una barrera para cerrar el paso del Brennero, principal conexión entre Austria e Italia, en caso de una llegada masiva de inmigrantes. Renzi le dijo ayer nuevamente a los austriacos que su postura en este asunto va «contra la lógica y contra la historia».

Un plan alternativo

El segundo gran respaldo de Merkel a su anfitrión vino cuando bendijo el plan presentado por Italia a la UE para frenar el flujo migratorio. Esta propuesta, sustentada por fondos europeos, prevé pagar tanto a los países de origen de los inmigrantes como con los de tránsito para que bloqueen el paso de personas hacia Europa. Está inspirado en el acuerdo alcanzado entre la UE y Turquía el pasado 18 de marzo para la devolución a territorio turco de refugiados e inmigrantes. «Estimo mucho el plan propuesto por Italia», dijo Merkel, advirtiendo no obstante que sobre su financiación «tenemos ideas diferentes». Ambos coincidieron en retomar el proyecto en la próxima reunión del Consejo Europeo en junio.

Renzi siguió con su intento de marcarle la agenda a la UE al elegir los temas sobre los que tenían que debatir Juncker, Schulz y Tusk en los Museos Capitolinos: la cultura como valor fundamental europeo, la inmigración y el populismo que provoca, y la necesidad de alcanzar un equilibrio entre austeridad e innovación. Los tres presidentes realizaron un interesante análisis de la situación del continente no exento de autocrítica. «Somos europeos a tiempo completo cuando se trata de recibir, mientras que somos europeos a tiempo parcial cuando de lo que se trata es de dar», reconoció Juncker.

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