Niños que piden la voz y la palabra en un mundo que está sordo
“Puede que esta carta nunca se publique, al igual que nuestra opinión sobre lo que pasa actualmente en Siria, pero más de una vez, personas insignificantes como nosotros, pudieron cambiar el mundo sólo con mostrar sus pensamientos”, escribe un niño de 12 años sobre la crisis de los refugiados.
El Diario, , 04-05-2016Mi humilde objetivo es que, al menos cuando sean adultos, no olviden lo que está pasando ahora y puedan recordar con orgullo que este tema les llegó al corazón y se quejaron e indignaron por ello. A mi parecer sólo haciendo brotar esta semilla en la pureza y humanidad, abrumadoras en estos chicos de doce años, se puede albergar la esperanza de que el mundo de mañana sea mejor que el actual.
Es así como mis alumnos y alumnas de 1º de ESO me han ido entregando pequeños papelitos, en los que han escrito pensamientos como los que siguen. Marta comprueba sorprendida que no ha sido consciente de la barbarie de ISIS hasta que nos ha tocado sentirla de cerca a raíz de los atentados de París. Con el título de “Vergüenza”, María escribe: “Niños nacidos en el barro, gente muriendo ahogada…¿qué le está pasando al mundo?”. Marta B. afirma: “Intentan librar una batalla con armas que disparan en nombre de la paz, con niños llorando, mayores desahuciados… un mundo con fronteras que sólo causan problemas”.
Otros, como Fran, me aseguran que no entienden por qué se les considera ciudadanos de segunda. Ana teme que “con el tiempo Siria va a convertirse en una palabra sinónima de infierno”. Bianca identifica que “el racismo se inventó por miedo a lo desconocido”. Zahira expresa su deseo de ayudar, porque “lo que es insignificante para nosotros; para ellos, es un mundo”. A Gloria le gustaría “que todo el mundo tuviera un poco más de cabeza, ya que todos somos personas”. Jose Antonio con enorme indignación protesta porque “no han contado con nuestra opinión para cerrar las fronteras”.
Incluso Manuel se encarga de darme el broche de oro para cerrar este escrito: “Puede que esta carta nunca se publique, al igual que nuestra opinión sobre lo que pasa actualmente en Siria, pero más de una vez, personas insignificantes como nosotros, pudieron cambiar el mundo sólo con mostrar sus pensamientos”.
(Carta al director que nos ha hecho llegar Ana Belén González Ortigosa, profesora de lengua y literatura del IES Antonio Gala en Alhaurín el Grande, Málaga)
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