El Día Mundial de la Libertad de Prensa llega hoy indisolublemente unido a la exigencia de derogar el “pacto de la vergüenza” con Turquía, país que viola la libre información interviniendo el diario más vendido, Zaman, imponiendo directores a los dos canales de TV y dos diarios el grupo Koza-Ipek, cerrando 68 webs al día, deteniendo el 2 de abril a la columnista holandesa Ebru Umar por tweets críticos con el presidente Erdogan, o condenando la semana pasada a dos años de cárcel a los periodistas Hikmet Cetinkaya y Ceyda Karan por reproducir en sus columnas la portada que Charlie Hebdo sacó tras el atentado yihadista que asesinó a 12 miembros de su plantilla.

Presidentes de Gobierno y Estado de toda Europa se unieron, en aquel enero de 2015, bajo el lema Je suis Charlie, pero ahora toda una Angela Merkel permite procesar a un humorista alemán por recitar, en la TV pública germana, un poema supuestamente injurioso para Erdogan. Y, en paralelo, los 28 miembros de la UE acuerdan deportar a quienes imploran refugio tras sobrevivir al horror y al mar, a esa a Turquía donde no sabremos cómo les tratarán ni si acabarán devueltos al infierno de la guerra en Siria, Irak, del terrorismo del ISIS tanto allí como en el Kurdistán, Paquistán, Bangladesh, o los talibanes en Afganistán.

No sólo los periodistas sino todos, conciudadanos, debemos reivindicar hoy el carácter imprescindible de la prensa libre. Pese a las justas críticas que merezcamos, realidades como la crisis humanitaria de los refugiados evidencian la radical importancia de transmitir un hecho: en este caso, el horror del que huyen cientos de miles de personas y el horror del recibimiento de la UE.

Pero, si mostrado el cadáver del niño Aylan Kurdi en la playa, la sociedad no exige a sus representantes que actúen y estos políticos siguen permitiendo el ahogamiento de cientos de niños más en el Mediterráneo y el Egeo el periodismo naufraga en la esterilidad.

Con tal convicción, tras las huellas de los bomberos fundadores, en noviembre, en Sevilla, de la ONG de rescate en Lesbos Proem-Aid, que ha crecido con efectivos de Andalucía y España, periodistas de la Asociación de la Prensa de Sevilla lanzamos la campaña #AcojamosALosRefugiadosYa con cinco vídeos de Iñaki Gabilondo, Pepa Bueno, Ana Pastor, Ignacio Escolar, Dani Mateo, Javier Gutiérrez, Mabel Mata, Rafa Fernández, Jesús Vigorra, Lola Domínguez, Óscar Gómez y Joaquín López-Sáez.

#AcojamosALosRefugiadosYa es una herramienta para que, no sólo periodistas, sino toda la sociedad manifieste, con fotos, vídeos y mensajes, en redes sociales, su voluntad de:

Abrir las fronteras y que España acoja ya a los 17.680 refugiados que se había comprometido, ante la Unión Europea, a ubicar y de los que sólo han llegado 18.

El pasado jueves 28 de abril, la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, a pregunta de Teresa Rodríguez, portavoz del Grupo parlamentario de Podemos, anunció la llegada de 25 refugiados a la comunidad andaluza y 42 a Baleares. Pero en ese mismo pleno el Gobierno socialista andaluz, Podemos e Izquierda Unida manifestaron que urge agilizar la llegada del contingente total.

Tanto Susana Díaz y Teresa Rodríguez, como el diputado de IULV-CA, José Antonio Castro, entre otros, se sumaron a la campaña #AcojamosALosRefugiadosYa o bien portando la chapa con el logo, o difundiendo en Twitter los vídeos.

Dado que comparten criterio, cabe esperar de ellos un rápido acuerdo de acción conjunta. Al que ojalá se sumen los restantes partidos con representación autonómica y municipal. Debe articularse una respuesta coordinada de las administraciones de toda España frente al pertinaz bloqueo del Gobierno central a iniciativas de acogida como las de la Generalitat Valenciana o el Ayuntamiento de Barcelona.

Y esa reacción tendría que incluir a ayuntamientos y autonomías con alcaldes o presidentes del Partido Popular, pues si líderes locales, regionales u orgánicos del PP explicitan legítimas discrepancias con el Gobierno del Presidente Mariano Rajoy en materia de cumplimiento del déficit, o de las explicaciones de compañeros de filas sobre corrupción, bien pueden también contradecir la inacción del Ejecutivo en esta materia. Y conectar así con gran parte de sus bases.

Reclamar que se cumpla el compromiso de España ante la UE de ubicar a 17.680 refugiados no es una exigencia partidista, sino un deber de auxilio humanitario, que el propio Papa Francisco ha espoleado en su visita a Lesbos, con la acogida simbólica de tres familias en el Vaticano.

Nadie sobra y todos sumamos al unir nuestras voces en un clamor, transversal en lo ideológico y religioso, para proteger a las víctimas que escapan de barbaries como el bombardeo del hospital que ocurrió el mismo jueves pasado en Alepo.

Es un objetivo justo. Y asumible. Supone acoger a 17.680 refugiados en un país, el nuestro, con 8.125 municipios. Es decir, de abrir las puertas a dos personas en cada uno de ellos. Incluso en pleno marasmo de repetición electoral, si nos unimos en este empeño, lo lograremos.